Colillas tiradas en una acera | Europa Press - EUROPA PRESS

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La consejera municipal de Servicios Públicos y Movilidad del Ayuntamiento de Zaragoza, Natalia Chueca, ha apelado a la colaboración ciudadana y a mantener un comportamiento cívico para evitar tirar las colillas al suelo porque, además de ensuciar la ciudad, son un residuo altamente contaminante.

Desde el Ayuntamiento de Zaragoza en colaboración con la contrata de limpieza, FCC Medio Ambiente, se ha vuelto a impulsar la campaña 'Zaragoza no es un cenicero', que incide en el respeto al entorno, los espacios públicos y el medioambiente para que los fumadores se abstengan de arrojar las colillas y bien las tiren en papeleras con cenicero o las guarden para depositarlas en un contenedor apropiado.

En esta campaña, además, se ha realizado un video en el que trabajadores de FCC solicitan la colaboración ciudadana, se ha emitido por las redes sociales y está colgado en la web municipal 'www.zaragoza.es'.

En declaraciones a Europa Press, Natalia Chueca ha señalado que estas campañas de concienciación son recurrentes porque se tiene que seguir insistiendo para lograr erradicar estos malos hábitos. Uno de los retos de la iniciativa 'Zaragoza más limpia' es atajar la suciedad de las colillas porque son el 40 por ciento de los residuos que se recogen en las calles y tienen muchas sustancias cancerígenas, con hasta 70 productos altamente contaminantes.

Además, una vez que se tiran al suelo van por las alcantarillas y terminan en los ríos que las arrastran hasta el mar con el consiguiente daño medioambiental en todo este recorrido.

«Lo ideal es no fumar, pero si se fuma hay que usar el cenicero», ha sentenciado para argumentar que este es el objetivo primordial de lanzar esta campaña que de una forma muy visual insta a tener un comportamiento cívico.

Papeleras con cenicero

Al mismo tiempo se aplican otras medidas como la ordenanza de terrazas y veladores, que recoge la obligación de que se habiliten ceniceros en las mesas, y el contrato de limpieza pública --adjudicado el pasado verano-- incluye que el adjudicatario tiene que renovar todas las papeleras de la ciudad con nuevo modelo que incorpora un cenicero para que sea más fácil ayudar a los ciudadanos a mantener una ciudad limpia.

Al respecto, Natalia Chueca ha asegurado que se renovarán prácticamente todas las papeleras de Zaragoza y el nuevo modelo, que ya está elegido, tiene un cenicero en la parte superior para facilitar esta labor a los ciudadanos.

La renovación de esta parte del mobiliario urbano comenzará en marzo del próximo año y será gradual hasta concluir en un plazo de unas cuatro o cinco semanas.

Las paradas de los autobuses y del tranvía, además de las bibliotecas y ciertas áreas de la ciudad universitaria son los espacios donde más colillas recogen los operarios de la contrata de limpieza. «Existen zonas de alta concurrencia en las que realmente se ha detectado un problema de acumulación de colillas», ha incidido Chueca para citar también las aceras al lado de los bares y terrazas, «donde aunque hay ceniceros se siguen tirando a la calle», ha afeado.

Chueca ha lamentado que todavía no está conseguido el reto de eliminar este comportamiento, si bien es «fácil erradicarlo» porque «solo basta con pararse a pensar que se está produciendo un daño al resto de los ciudadanos y al medioambiente».

Empezar por lo básico

Esta campaña se completará con otras acciones paralelas en ese mismo sentido que se darán a conocer próximamente y que comenzarán en el distrito Centro. El año pasado se repartieron fundas a los fumadores para animarles a depositar dentro las colillas y es una medida que se estudiar volverla a retomar.

«La concienciación ciudadana y la colaboración es lo más esencial y necesario para mantener la ciudad limpia en todos los aspectos. Con poco esfuerzo se puede lograr mucho entre todos», ha reflexionado Natalia Chueca para avanzar que la siguiente campaña se centrará en no tirar los chicles al suelo.

Esta acción de comunicación a los ciudadanos, como la del pasado año con el mismo objetivo, se enmarca en una campaña más amplia de lucha contra los grafitis, con el lema 'No seas troglodita', o de los excrementos y orines de los perros.

Un análisis del Área de Servicios Públicos han identificado los focos de suciedad, el motivo por el que se provocan y las necesidades de limpieza y resuelve que hay cuestiones muy concretas como los grafitis, las colillas y los chicles, además de los residuos depositados fuera de los contenedores. «Si se evitaran y se hicieran las cosas bien, entre todos tendríamos una ciudad más limpia y cuidada». Por ello, la finalidad de estas campañas es «remover la conciencia de los ciudadanos y cuando vayan a tirar una colilla, un chicle o dejar la basura fuera del contenedor, recapaciten y lo eviten».

Como ejemplo de lo que cuesta a las arcas municipales estos malos hábitos ha dicho que el año pasado se gastaron más de 2,5 millones de euros en limpieza de grafitis. «No solo es la imagen de la ciudad, es civismo», ha recalcado Chueca.

Interiorizar lo básico

Precisamente, el mes pasado se acometió una campaña de limpieza de grafitis con un refuerzo especial de la contrata que dedicó equipos específicos en todos los distritos junto a acciones de hidrobaldeo para limpiar a fondo las calles.

Natalia Chueca ha defendido la necesidad de realizar estas campañas de comunicación porque se trabaja en aspectos concretos que ayudan a la concienciación ciudadana. «Es preciso empezar por lo básico porque todavía no está interiorizado», ha concluido.