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La CEO de Libelium, Alicia Asín, ha participado este miércoles en la jornada organizada por Mobility City y la Asociación de la Industria Digital Española (AMETIC) con el título 'Rediseñando la ciudad 2030', que se ha celebrado en el Campus de Fundación Ibercaja. Asín ha afirmado: «La cultura de la datocracia nos puede llevar a una democracia de mayor calidad todavía».

En su intervención, con motivo de la conferencia 'Digitalización y datos fiables para asegurar los ODS', Asín ha señalado que «la tecnología se ha ido complicando tanto que supone una solución y, a la par, un reto para la captación de talento» y para conseguir que «las tecnologías puedan hablar entre sí».

Ha expuesto que Libelium siempre ha tenido en cuenta la inteligencia artificial para la producción y análisis de datos para la mejora de la calidad de vida de las empresas y las ciudades desde el punto de vista de la sostenibilidad. «La tecnología está para resolver problemas sin agravarlos».

«La única manera de saber si estamos tomando unas medidas que sirven es tener unos cuadros de mando, unas notas, para ver si son eficientes», ha continuado, señalando que hay tres momentos principales en la evolución del Internet de las cosas.

En un primer momento, se pudieron monitorizar las cosas, «tener acceso a datos a los que antes no era posible acceder, por ejemplo monitorizar los niveles de utilización de las plazas de aparcamiento para personas con discapacidad», digitalizando estos procesos.

El segundo paso ha permitido «optimizar estos procesos, masticar esos datos con un algoritmo de inteligencia artificial que nos da salidas», incrementando la capacidad de toma de decisiones de las ciudades en aspectos como los datos obtenidos en las estaciones climatológicas. «Hay empresas que están aprovechando esta tecnología para ver el impacto ambiental que sus obras están generando».

El tercer momento incluye el 'blockchain', la garantía de la trazabilidad de los datos, no solo tener las directrices sobre cómo tomar las mejores decisiones, sino «asegurarnos de que los datos son seguros y de calidad, que subimos datos a la nube y no hay alteración por el camino», lo que empieza por la calidad de los dispositivos de recogida de datos y de los procesos de calibración, garantizando la validez de los datos.

Así ha propuesto: «Si somos capaces de exigir la mayor calidad de los datos, usemos los datos para alinearnos todos en torno a las decisiones técnicas y aprovechemos la oportunidad no solo de instalar tecnología en las ciudades, sino de comunicarnos de manera diferente con los ciudadanos», animando a «instalarnos en la cultura de la rendición de cuentas y la transparencia».