La artista gráfica rusa Victoria Lomasko | VICTORIA LOMASKO/PEN CATALÀ

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La artista gráfica rusa exiliada Victoria Lomasko ha ganado el Premi Veu Lliure del PEN Català por su coraje al mostrar 'otras Rusias' y unas realidades muy diferentes de las del discurso del presidente Vladimir Putin, y ha asegurado ante la invasión de Ucrania: «No quiere decir que todos los rusos y Putin son lo mismo».

En una rueda de prensa telemática tras el fallo del premio, Lomasko ha agradecido que el PEN Català la galardone en un momento en que «muchas personas han dado la espalda a personas que tienen pasaporte ruso» al considerar que es malo.

Lomasko (Serpukhov, 1978) ha agradecido el apoyo de la editorial de sus libros en catalán, Godall Edicions, con los que ha publicado 'L'última artista soviètica' y 'Altres Rússies' --también en castellano-- y a todas aquellas personas que no dan tanta importancia a su nacionalidad: «No puedo cambiar mi pasaporte», ha dicho.

La artista gráfica rusa ha asegurado ante la invasión de Ucrania: «Experimento mucha ira porque Putin está llevando a la guerra en nombre de todos los rusos», y ha pedido separar a Putin, al que ha calificado de dictador, y los rusos, sobre todo aquellos que han luchado contra el régimen y siguen luchando.

Lomasko ha señalado que se marchó de Rusia a principios de marzo, y ha aseverado: «No hay naciones buenas o malas, hay personas honestas y deshonestas».

La artista ha explicado que cuando empezó el conflicto bélico entendió que las relaciones de Ucrania con Rusia sufrirían «un efecto muy malo», ha remarcado las conexiones en casi cada familia entre ambos países, y ha comprendido la posibilidad de que ucranianos la pueden llegar a odiar solo por el hecho de ser rusa.

Ha alabado a inmigrantes rusos que residen desde hace tiempo en otros países la ayuda que están prestando a ucranianos, que puede ayudar a «mitigar» ese odio que se puede llegar a producir.

«No estoy preparada para volver»

Preguntado por si cree que podrá volver a su país, ha remarcado que no quiere volver a Rusia tal como es ahora, aunque ha asegurado que echa de menos a sus padres, sus amigos, su barrio y la naturaleza: «No estoy preparada para volver a un país que en principio está dispuesto a aniquilar mis obras, y a mi también».

Ha explicado que si en un futuro gobierna el país un dirigente como el líder opositor Aleksei Navalni quizá se plantee regresar, pero que «si en lugar de Putin lo encabeza otro Putin con otro nombre», no lo hará.

Ha explicado que en el libro 'L'última artista soviètica', que acabó poco antes del inicio de la guerra, tiene una primera parte que son vestigios de la URSS a través de sus viajes por las repúblicas del Cáucaso, y ha remarcado que pertenece a una generación que todavía recuerda detalles del régimen.

La artista gráfica se encuentra exiliada sin haber accedido a la condición de asiliada en Alemania, donde tiene una beca en un programa para artistas, y está preparando una exposición en Italia.