El consejero andaluz de Turismo, Cultura y Deporte, Arturo Bernal, en una reunión del Consejo de Gobierno (Foto de archivo). | Junta de Andalucía

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El consejero de Turismo, Cultura y Deporte, Arturo Bernal, se ha mostrado firme este martes a la hora de sostener que «no es el momento de establecer un impuesto al turismo» y ha apuntado que, aunque es «empático» con la situación de déficit de financiación de los municipios, «la solución no pasa por un impuesto más».

Para explicar este posicionamiento, en una entrevista en Canal Sur TV, recogida por Europa Press, con motivo del Día Mundial del Turismo, Bernal ha señalado el «futuro incierto» en lo económico de cara al próximo año, aunque para otoño espera que se cumplan las buenas previsiones, y ha tirado de «coherencia» con la estrategia de la Junta de Andalucía de «quitar impuestos y conseguir una mayor recaudación» para reafirmarse.

Tras cuestionar sobre si habría que cobrarle este impuesto a los 6,7 millones de turistas en Andalucía que pertenecen a la propia comunidad, ha recordado que «con rotundidad» el sector «no quiere» este impuesto, de manera que, a su juicio, lo que toca es «arreglar el modelo de financiación de los ayuntamientos» que cuentan con una carga de vecinos que reclaman servicios públicos.

«La solución no es abrir la mano para que cada uno se coloque los impuestos que quiera», ha insistido Bernal, que se ha parado a analizar la situación del tejido productivo e industrial del sector. «Después de dos años de invierno, algunos incluso han tenido que vender activos para llegar a este verano, la situación financiera de las empresas es delicada y hay que pensar en otras cosas», ha aconsejado.

Preguntado sobre las previsiones turísticas para este año, el consejero sostiene que este año se llegará a los 31 millones de turistas, cifra cercana a los 32,5 millones de 2019, pero ha llamado la atención sobre los «nubarrones que se avecinan», con una alta inflación y altos costes energéticos. «Todo esto encarece los costes de las empresas y las familias se ven resentidas», hasta el punto que «reducen el gasto en turismo y en vez de una semana de vacaciones, reservan tres días».