Fotograma de la película 'Hyakka' de Kawamura. | FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

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El cineasta, guionista, escritor y productor japonés Genki Kawamura presenta en Sección Oficial del 70 Festival de Cine de San Sebastián la adaptación de su novela homónima 'Hyakka/ A hundred flowers', que parte de su experiencia personal con el Alzheimer que padeció su abuela para plantear la reflexión sobre cómo «el sentimiento de culpa no se olvida y llegado un momento se abren todos esos recuerdos como flores».

En rueda de prensa en el certamen donostiarra, Kawamura, junto a la actriz protagonista de su filme, la veterana Mieko Harada, una «figura legendaria» en el país nipón que ha trabajado con cineastas japoneses como Akira Kurosawa, ha presentado esta adaptación de la cuarta novela de las cinco que ha escrito y que se basa en su experiencia personal con su abuela que hace siete años comenzó a padecer Alzheimer.

«Ella dejó de reconocerme pero, pese a que había olvidado muchas cosas, a través de las flores que veía en distintos sitios empezaba a recordar momentos de su niñez, de cuando se casó», ha señalado, en alusión al título del libro y la película. Además, ha explicado que su abuela abandonó a sus hijos por un hombre, una cuestión que no volvió a hablar con ellos.

«No podía expresar culpa con ellos pero conmigo sí», ha recordado, para añadir que «el sentimiento de culpa no se olvida y llegado un momento se abren de nuevo todos esos recuerdos a la vez como flores».

El cineasta ha afirmado que, en un principio, no tenía intención de llevar al cine 'Hyakka' pero cuando falleció su abuela pensó que, «si la convertía en película, me aproximaría más a la forma que tenía ella de ver el mundo», que «se comprendería mejor en imágenes».

Sobre Harada, que protagoniza el filme junto al actor Masaki Suda, ha apuntado que «siempre» tuvo «muy claro» que el día que dirigiera una película quería contar con ella y, además, cuando supo que, cuando la madre de la intérprete estaba con Alzheimer, ella con una cámara casera grabó varias escenas de su comportamiento. «Me pareció, por ello, que era la persona ideal para interpretar este papel», ha incidido.

Además, ha explicado que «tenía mucha presión» trabajando con la actriz, porque «cuando había alguna escena difícil ella decía en el caso de Kurosawa hubiera sido así o así».

El cineasta ha desvelado que muchas cosas de la película tienen que ver con sus experiencias personales, así, por ejemplo, ha explicado que, cuando iba a visitarla cuando ella ya padecía Alzheimer, le hablaba del primer juguete que le compró, que no era el que él recordaba. «Luego iba a casa, miraba fotos y me daba cuenta de que ella tenía razón y era consciente de que no sólo a ella se le olvidaban las cosas», ha explicado.

Kawamura también ha incidido en su elección de los planos secuencia para contar esta historia, algo que trabajó con el director de fotografía Keisuke Imamura, porque «nuestro cerebro no para en ningún momento, es todo como un plano secuencia, se mezclan las cosas, por eso elegí esa manera de filmar».

"sueño y realidad"

Por otro lado, preguntado por los periodistas sobre la especial sensibilidad del cine japonés, el director ha señalado que para los japoneses «el sueño es una parte de la realidad, no están muchas veces claras las fronteras entre una cosa y otra».

«Creo que es algo universal, solo que quizás los japoneses a la hora de convertirlo en ficción, en escenas, tenemos una mayor sensibilidad para mezclar ese sueño y realidad», ha opinado.

Por su parte, Harada ha apuntado que, a su juicio, «el cine debe tener pocos diálogos y ver en imágenes cosas que no se pueden expresar con palabras». «Tenemos muchas cosas en el corazón que no se pueden expresar y el cine debe mostrar con imágenes», ha señalado, para apuntar, a continuación, que «quizás el cine japonés sepa reflejar mejor esas emociones invisibles».

La actriz ha expresado, en castellano, que está «deseando ver cómo se recibe la película en el mejor festival del mundo». A continuación, ya en japonés, ha relatado su experiencia con el Alzheimer que padeció su madre durante muchos años en los que analizó su comportamiento. «Quise reproducir todo aquello que estuve viendo» en la película, ha explicado.

A la hora de rodar, ha confesado que lo «más difícil» le pareció que todas las escenas tenían que rodarse con plano secuencia, sin cortar, lo cual «requiere de mucha energía para interpretar». Preguntada sobre su experiencia hace 30 años rodando con Kurosawa, ha recordado que «tenías sensación de tensión continua durante el rodaje, te sentías muy presionado», pero de él aprendió que «con el esfuerzo de todos se puede producir un buen producto».