La vicealcaldesa y consejera municipal de Cultura y Proyección Exterior del Ayuntamiento de Zaragoza, Sara Fernández, ha recibido a la alcaldesa de Benejúzar, Rosa García, y a su concejal de Turismo, Manuel Parra | Miquel Jerez - MIGUEL GRACIA

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Desde hace más de ochenta años, en Benejúzar, una localidad de Alicante muy próxima a Murcia, se celebran las Fiestas del Pilar. Cada 12 de octubre, los vecinos de esta localidad de 5.400 habitantes, y de la comarca la Vega Baja, además de devotos y visitantes de otros lugares, participan en la tradicional romería al
Santuario de Nuestra Señora del Pilar, en un día de festejos y convivencia popular.

Esta cita anual atrae a tantos visitantes que en 2010 se declara Fiesta de Interés Turístico Provincial. Ahora los Ayuntamientos de ambas localidades han querido reconocer y estrechar los lazos culturales que unen a los dos municipios, y han protagonizado un encuentro institucional en la capital aragonesa encaminado a la firma de un convenio de colaboración para la promoción turística.

La vicealcaldesa y consejera municipal de Cultura y Proyección Exterior del Ayuntamiento de Zaragoza, Sara Fernández, ha recibido a la alcaldesa de Benejúzar, Rosa García, y a su concejal de Turismo, Manuel Parra, en el Ayuntamiento de Zaragoza, donde han acordado promocionar sus tradiciones y festejos.

Este encuentro ha sido el primero con carácter institucional que celebran los dos municipios pese a compartir desde hace décadas una parte importante de su cultura.

Para celebrar la ocasión, la alcaldesa de Benejúzar ha hecho entrega al Ayuntamiento zaragozano de una réplica del escudo en piedra del Municipio, «el pañuelico de la pilarica», como llaman allí al tradicional cachirulo, y un ejemplar del libro que cuenta esta particular historia publicado con motivo del 75 aniversario, entre otros obsequios.

Este año se celebrará la 83 edición, y las dos localidades podrán por fin celebrar sus esperadas Fiestas del Pilar después del parón
provocado por la pandemia.

Una promesa

En Benejúzar los actos conmemorativos de las Fiestas se celebrarán entre el 8 y el 12 de octubre, llenando de color las calles del pueblo con un programa de actividades donde también hay bailes folclóricos o la farolata infantil. Como en Zaragoza, el día grande se celebra el 12 de octubre con la tradicional ofrenda y romería desde la parroquia de la Virgen del Rosario hasta el Santuario de Nuestra Señora del Pilar.

Tanta es la tradición que en la región a esta localidad se le conoce como el «segundo Aragón», ha informado el Ayuntamiento de Zaragoza en una nota de prensa.

La razón de que a más de 500 kilómetros de distancia de la capital aragonesa haya este fervor a la Virgen del Pilar se remonta a la Guerra Civil española. José Bernabé, José Ortuño, Francisco López, Manuel Lozano y Vicente Lozano, presos en la cárcel de Alicante, se
encomendaron a la Virgen del Pilar, prometiendo que si salían con vida de aquel trance, traerían su imagen a Benejúzar para rendirle culto devotamente.

En la primavera de 1939, una vez terminada la contienda, los presos salen con vida de la cárcel y comunican su promesa al párroco de la villa, Don Jerónimo Márquez. Juntos encargan una imagen de la Virgen al escultor valenciano Enrique Bellido, quien realiza una
hermosa talla de madera policromada de un metro y setenta centímetros y unas andas que cuestan, respectivamente, 914 y 700 pesetas, que sufragan entre todos los excautivos.

En la noche del 11 al 12 de octubre de 1939 se lleva la imagen de la Virgen al campo en una camioneta y, tras hacerse angosto el camino, se continúa a pie cargando las andas hasta la finca «Las Morenas». Al alba, un numeroso grupo de benejucenses y algunas personas de los vecinos pueblos de Almoradí y Algorfa salen al encuentro de la Virgen a pie, a caballo y en carros adornados con guirnaldas de papel y hojalata en lo que es la primera romería de
una tradición mantenida en el tiempo y que en 2022 sumará los 83 años.

En 1941 deciden construir una pequeña ermita de apenas cuatro metros cuadrados con un improvisado altar, que se amplía años después hasta convertirse en el santuario que se conoce hoy, presidido por una Virgen del Pilar por cuyo manto también pasan los niños y niñas de Benejúzar acompañados de los monaguillos, al igual que se hace
en la Basílica del Pilar.

El Ayuntamiento de Benejúzar presentará la candidatura de esta fiesta para que sea declarada de Interés Turístico Autonómico.