La familia Girón Cama de Graus ofrece al pequeño Maxi, de mes y medio de edad, a la Virgen de Torreciudad. | SANTUARIO DE TORRECIUDAD

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Un total de 22 bebés han participado en la tradición del pesaje y presentación a la Virgen de Torreciudad de niños nacidos en los últimos doce meses, que celebra el santuario dedicado a esta advocación mariana en el día de su fiesta, que tiene lugar el domingo posterior a la Asunción de María.

Tras un paréntesis de dos años sin poder llevarse a cabo debido a la pandemia, este domingo, 21 de agosto, ha vuelto a celebrarse, con la participación de familias de las poblaciones cercanas de Artasona, Graus, Monzón y Barbastro, y otras que veranean en la zona, de ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Pamplona, Sevilla y Zaragoza. En total, han sido ofrecidos por sus padres a la Virgen diez niñas y doce niños.

El rector del santuario, Ángel Lasheras, ha celebrado la misa con la que han comenzado los actos, en la que ha cantado la mezzosoprano valenciana Cristina Gallud, acompañada por la organista titular de Torreciudad, Maite Aranzabal. En su homilía, el rector ha subrayado que esta fiesta «bien podría llamarse de la continuidad, porque en este nuevo santuario se perpetúa una historia de amor que empezó hace casi mil años en la ermita a la que bajaremos luego en procesión».

También ha afirmado que en Torreciudad «la actitud de la Virgen es de escucha atenta a lo que sus hijos le cuentan: siempre nos mira, nos contempla, nos atiende, y está pendiente de nuestros pequeños gestos, de toda nuestra vida».

Al término de la eucaristía, las familias han recorrido en procesión el sendero de los Dolores y Gozos de san José, desde la explanada del santuario hasta la ermita. Mientras rezaban el Rosario, han acompañado a la imagen peregrina de la Virgen de Torreciudad, réplica de la original, adornada con flores y colocada sobre unas andas de madera.

Productos de la tierra

Al llegar, han cantado los antiguos Gozos a la Virgen de Torreciudad y han ofrecido diversos productos de la tierra. Después, y según manda la costumbre, el rector ha introducido por turno a los bebés en una canasta de mimbre colocada en uno de los brazos de la antigua balanza, forjada en hierro y puesta bajo uno de los arcos del porche para la ocasión.

Los padres han hecho el ofrecimiento de la niña o el niño a la Virgen y han igualado el peso de la criatura poniendo ofrendas de sus lugares de origen en el otro plato de la báscula.

En esta ocasión, la antigua balanza ha pesado aceite, paletas de jamón, vino, embutidos, manzanas, melones, arroz y varios productos de huertas aragonesas, navarras, valencianas y catalanas. Estos alimentos se distribuyen después entre familias necesitadas de la zona en colaboración con Cáritas Diocesana de Barbastro-Monzón.

Había ganas

La alcaldesa de El Grado, María Carmen Obis, acompañada de María José Olivera, concejal en el municipio gradense, ha destacado que había «muchas ganas de volver a celebrar estas tradiciones como siempre, tal y como se han vivido desde hace muchísimos años, como recuerdo que me contaban mis padres, por ejemplo».

Con mucha simpatía, ha dicho que Torreciudad «pertenece al término municipal de Secastilla, pero por proximidad, en realidad es de El Grado». Por su parte, Maite Bardají, alcaldesa de La Puebla de Castro, ha subrayado «la ilusión con la que volvemos a participar en estas jornadas tan entrañables y es una maravilla ver en este día cómo a nuestro territorio vienen tantas familias jóvenes con niños, claramente es el futuro».

Tras la tradicional foto de grupo de todos los padres con sus bebés, los actos han terminado con el popular reparto de La Caridad, piezas de torta elaborada en el horno de Secastilla, municipio al que pertenece el santuario, y vino elaborado en la pedanía de Ubiergo y servido en porrones, gentileza de Bodegas Obergo.