El primer número de La Última Hora ya estaba en la calle, pero quedaba mucho trabajo por hacer a la novel Redacción. Aquel 2 de mayo de 1893 hubo que informar de la celebración de los mítines obreros. De los de Barcelona se decía que habían estado «desanimadísimos» y que los obreros se habían mostrado «en extremo indiferentes». En todo el país la tranquilidad fue total.

En la Crónica Local había una completa información del mitin (meeting) celebrado en el Teatro Circo, que se levantaba en el actual Hort del Rei. Relataba el diario que el acto fue muy concurrido y se reivindicaron las mejoras de la clase trabajadora. Los oradores, calurosamente aplaudidos, reclamaron «la emancipación de la clase trabajadora, el reconocimiento de sus derechos como hombres, la sanción legal definitiva de las ocho horas, la participación en los beneficios del capital, el mejoramiento de la actual situación de la mujer del obrero, física y moralmente empobrecida por el inhumano y duro trabajo del taller (...) y, por último, trabajar sin descanso para conseguir el objeto de todas las aspiraciones de la clase trabajadora». Una información en clave obrera que se complementaba con un párrafo ya de opinión del periódico: «El trabajo y la instrucción son los únicos medios de regeneración; y en este sentido los obreros no deben perder de vista que para que el orden se conserve y se realicen sus justas aspiraciones, es preciso mucha serenidad, mucha cordura y seria reflexión». No cabe duda de que el periódico apoyaba las reivindicaciones pero también apelaba a la sensatez y a la convivencia. Finalizaba diciendo que no hubo incidentes.

Otras noticias tuvieron ocupados a los redactores, entre ellas la detención en la llamada cueva de Sa Riera de dos peligrosos presidiarios, con una alusión a la competencia: «Nos ha extrañado que la prensa no haya hecho mención de la parte que tomó la guardia municipal montada en la captura de los presos fugados del presidio. Que conste».

La crónica portuaria era otro de los apartados a los que se dedicaba mucha atención. En el diario del 2 de mayo se daba cuenta del viaje del pintor Santiago Rusiñol, tras haber pasado una larga estancia en la Mallorca. Y no faltaban las reseñas de distintas conferencias, como la del médico Eugenio Losa sobre la importancia de la lactancia materna o la de Juan Munar sobre la reforma sanitaria de Palma. Y así hasta 16 noticias locales, que los redactores habían de conseguir a pie de calle, consultando personalmente sus fuentes, instituciones públicas y entidades privadas. Así cada día. Al mes siguiente, el diario aumentó su tamaño. Más grande para contar más noticias.