La prensa del siglo XIX tenía un fuerte componente político. Las tiradas eran muy cortas, pues el analfabetismo afectaba al 76 % de los mallorquines. | Zaca

En la última década del siglo XIX la prensa experimentaba un notable desarrollo, tanto en el número de cabeceras como en los cimientos que se estaban poniendo para el notable contexto periodístico del primer tercio del siglo XX, que culminó durante la II República (1931-36). Entonces, la prensa diaria, hasta aquellos momentos predominantemente política y de partido, evolucionó hacia un modelo informativo de consolidación de importantes empresas periodísticas en castellano ?que entendían su actividad como negocio? de larga continuidad, como fueron los casos de los diarios La Última Hora y La Almudaina. De todas formas, hemos de tener en cuenta que la mayoría de rotativos informativos durante los periodos electorales adoptaban posiciones de apoyo a tendencias políticas concretas.

En Mallorca, en mayo de 1893, cuando apareció por primera vez La Última Hora, se editaban ocho diarios más, todos en Palma. Entonces destacaban las cabeceras Diario de Palma (1 de enero de 1852?8 de enero de 1920), que se subtitulaba Periódico de Noticias e Intereses Locales, estaba dirigido por Felip Guasp y, a pesar de su tendencia conservadora, había ampliado su carácter informativo. El diario El Isleño (20 de agosto de 1857?19 de julio de 1898), con el subtítulo Periódico de intereses materiales, estaba dirigido por Joan Gelabert Crespí y estaba ligado a la Unión Liberal, pero también predominaba su carácter informativo. Un tercer diario era La Almudaina (31 de octubre de 1887?31 de mayo de 1953), que se subtitulaba Diario de la Mañana, dirigido por Joan Lluís Oliver Sabrafín y era un diario de información general de carácter regionalista. Un cuarto era El Noticiero Balear (1 de abril de 1891?30 de septiembre de 1894) ?que había sido la continuación del diario Las Islas (marzo?julio de 1891)?, que se subtitulaba Diario de Avisos y Noticias, fue dirigido por Bartomeu Rotger y tenía una amplia red de corresponsales en toda la isla.

La Iglesia, que como institución tenía una gran actividad editora, y que elaboró mucha teoría sobre el impulso que estaba adquiriendo la prensa entonces, publicaba el diario El Católico Balear (3 de noviembre de 1890?18 de febrero de 1896) ?que había sustituido la primera época de El Áncora (1880?90), dirigido por Arturo Sarmiento. Estaba influido por la doctrina social del Papa León XIII y destacó por algunas campañas contra el movimiento obrero, la masonería y el protestantismo.

Desde marzo de 1891, como resultado de la fusión del semanario La Lealtad (1890?91) y del diario El Palmesano (1885?91), se editaba el diario liberal dinástico El Liberal Palmesano (2 de marzo de 1891?4 de julio de 1898), dirigido por Miquel Socias, que a pesar de ser un diario de partido, ofrecía amplia información general y local.

El republicanismo ?que estaba dividido en federales, progresistas y centralistas? tenía como principales órganos al diario Las Baleares (1 de mayo de 1891?31 de julio de 1896) ?que había sustituido al semanario del mismo nombre? y era el portavoz de los federales y fue dirigido por Benet Pons Fàbregues; y la cabecera La República (2 de marzo de 1892?29 de septiembre de 1894), órgano del Comité de Coalición Republicana, dirigida por Antoni Villalonga. Este último periódico destacó por sus polémicas con el semanario carlista La Tradición (1890?99) y los diarios El Católico Balear, regionalista, La Almudaina, y el fusionista El Liberal Palmesano.

De cuatro páginas
Aquellos diarios, de 4 páginas y que valían 5 céntimos de peseta el número suelto y 1,25 pesetas la suscripción mensual, estaban vinculados a imprentas, como las de Felip Guasp (El Diario de Palma); de las Hijas de Joan Colomar (El Isleño y El Liberal Palmesano); de Amengual y Muntaner (La Almudaina); de Bartomeu Rotger (El Noticiero Balear y La República); del Comercio (Las Baleares); de Josep Tous Ferrer (La Última Hora), y la Tipografía Católica Balear (El Católico Balear).

En relación a las tiradas (1895), puesto que el analfabetismo en Balears era del 76%, eran bajas y podían oscilar entre los 1.000 ejemplares (La Almudaina), 900 (La Última Hora) y 700 (El Isleño) y los 400 (El Liberal Palmesano), 350 (El Diario de Palma) y 200 (Las Baleares). Fue a partir de la década 1910 cuando se consolidó la prensa informativa, característica que supuso una reducción importante de las cabeceras diarias.