La presentadora de la gala, Queralt Albinyana, de rojo.

Es elegante, infalible y no entiende de modas. La alfombra roja de los Siurells de Plata se tiñó de negro, un color predominante que confirma que no hay modas, ni épocas, ni siglos que puedan con él. Decía Coco Chanel que «el negro lo tiene todo. Blanco también. Su belleza es absoluta».

Esa infalibilidad se comprobó en la gala de los Siurells, donde pocos se salieron del guion cromático en un evento que supone el precalentamiento de la temporada navideña. El negro predominó, igual que el terciopelo, tan agradecido para unas temperaturas más amables que en otros años en los que la ceremonia de los Siurells eran un desafío térmico.

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María Magdalena Frau, directora de Comunicación de Endesa en Balears, fue de las primeras en llegar. Llevaba todas las tendencias de este invierno que acecha: un traje de terciopelo de chaqueta y pantalón ancho y ligeramente acampanado, una blusa blanca con una gran lazada al cuello y un magnífico broche, «de mi abuela Magdalena, de los años 40». Para rematar, «el bolso de mi tieta Cinta». No es solo reciclaje, es la recuperación de las prendas más queridas de nuestras antepasadas. Y Bárbara de Matos optó por un estupendo vestido negro de Armani y una original estola de cashmere.

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Rosa María Regí, presidenta de honor de Quirónsalud en Balears, siempre marca tendencia con prendas únicas. Llegó a Oliver de Termes envuelta en un gran abrigo dorado y con un largo vuelo, al estilo rockero de los años cincuenta. Al abrirlo aparecía un vestido de encaje negro con una cadena de perlas a la cintura, con reminiscencias de los ochenta. La vanguardia es no olvidar el pasado.

Carmen Planas, presidenta de la CAEB, optó por un conjunto clásico con una falda negra plisada y una chaqueta blanca y negra de Marc Jacobs que recordaba a los looks años 90 de Lady Di, y Amelia Forteza, la mujer de Vicente Rotger, se decantó por una estupenda chaqueta de terciopelo estampada con tonos verdes y rojos. Los zapatos, al estilo de Maria Antonieta en uno de sus saraos en Versalles, y perlas, muchas perlas, como le gustaba a Prince.

Cuca Pérez se escapó del riguroso negro y apostó por un conjunto de pantalón y chaqueta en tonos tierra. Lucía un brazalete dorado con una moneda antigua de Estambul. La presentadora Queralt Albinyana llevaba un rotundo vestido rojo de gasa, de la diseñadora Lorena Arbona, de Plaza 13 Couture, de Sóller. Otra de las invitadas que resaltó por su originalidad fue Dolors Feliu, que optó por un haori, un kimono japonés de los años 80 y pendientes con motivos vegetales de Joiadart.

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Su amiga Eva Frontera se decantó por un vestido de gran caída color arena con una americana negra y muchos anillos y pulseras. También destacaban los pendientes de Paula Serra, también con motivos vegetales, de la joyera Isabel Guarch. Y la cónsul de Estados Unidos en Balears, Kimberly Marshall, eligió un vestido de encaje dorado y falso cuello. El espíritu navideño ya se empezaba a palpar en la indumentaria de las invitadas, que lucían dorados, lentejuelas, plumas y joyas. Entre los hombres, el traje de chaqueta era la premisa. Destacaba Francisco Copado, director de la Fundació Miró Mallorca, vestido con un impecable traje negro de Hugo Boss y un bolso de mano de cuero y un puma de cerámica como adorno. José Hila, el alcalde de Palma, vino directo del pleno municipal pero no se olvidó del lazo lila en la solapa de su americana con motivo del 25-N. Por cierto, ¿alguien se acuerda de las mascarillas? No quedó ni rastro de ellas.