Mariano Barbacid lamenta que la investigación sea irrelevante para el Gobierno.

Fue codescubridor del primer oncogén humano, un hito revolucionario en la tratamiento de las enfermedades oncológicas. Mariano Barbacid (Madrid, 1949) pronunciará la conferencia ‘La medicina de precisión y tumores agnósticos:un nuevo paradigma en oncología’, que organiza la Asociación Española Contra el Cáncer en Balears junto con el Club Ultima Hora. Lo hará el próximo jueves 16 de junio en la Fundación Sa Nostra, a las 19 horas.

AFORO PRESENCIAL COMPLETO. Se podrá seguir la conferencia en directo a través de este enlace: https://bit.ly/EnDirectoDrMarianoBarbacid

Hace años cambió el paradigma del tratamiento contra el cáncer gracias a un descubrimiento del que formó parte. ¿Por qué?
— Representó dos conceptos muy importantes, aunque al ser parte de ello no soy objetivo. El primer cambio fue demostrar que los tumores humanos empiezan a producirse por mutaciones puntuales en un solo gen, luego se ha sabido que se acumulan mutaciones. Aquel descubrimiento fue tan sorprendente que hubo muchos científicos que lo negaron. Por otra parte, se sabía que los oncogenes no eran nuevos en sí mismos, ya que en los 70 se vio que estaban presentes en retrovirus que no afectaban al ser humano, sino en roedores o aves. Nosotros, junto con otros grupos, demostramos el oncogen humano H-ras era el mismo que se había identificado en 1964 en un tumor aislado de una rata. Aquello permitió unificar todo lo que se había descubierto y cambió cómo se mira el cáncer. Fue el inicio de la oncología molecular.

Y ha permitido tratamientos más personalizados.
— A partir del año 1998 aparecen, y cada vez tiene mayor incidencia, las terapias personalizadas, pero no al paciente, sino a las mutaciones y en función de las que se detectan, se hace un tratamiento.

Que ha llegado a ser incluso en pastillas.
— La industria farmacéutica hace un gran esfuerzo para que los inhibidores sean orales porque se prefieren al inyectable. Los procesos de descubrir fármacos selectivos contra cada una de estas mutaciones pueden ser muy largos. El que menos ha tardado, para el melanoma, han sido ocho años y el que más 39. Queda mucho por hacer. Hoy día conocemos más de 500 tipos de mutaciones de genes humanos.

Antes los pacientes se iban a Houston, ¿ahora tratarse está al alcance de todo el mundo?
— Esto era el siglo pasado. Hay diferencias pero no con EEUU, sino entre las regiones de la España despoblada y Madrid o Barcelona. En Balears está Son Espases, ya no hace falta ir a Houston.

¿Hay que llamarle cáncer o enfermedades oncológicas?
— A cada enfermedad infecciosa la llamamos por su nombre. Nadie confunde una gripe con el sida o con el cólera. Pero en cáncer agrupamos más de 100 enfermedades bajo un solo nombre. Cuando me preguntan cuándo se va a curar el cáncer pido ¿cuál? En el triple negativo metastásico se curan menos del 50 % de los pacientes pero el estrógeno positivo se cura en un 95%. No podemos meterlos a todos en el mismo saco.

En cualquier caso, no son enfermedades nuevas.
— La palabra cáncer se ha conocido desde los griegos, viene de cangrejo, lo que pasa es que, como sucede en África, cuando la esperanza de vida es de 47 años la incidencia es muy pequeña. Si nos mataran a todos a los 50 habría poquísimo porque la mayoría aparece después.

¿Qué es un tumor agnóstico?
— Los tumores pueden darse en diferentes partes del cuerpo pero lo que determina un tratamiento es la alteración genética, no dónde sucede. En casos poco frecuentes, el tumor puede tener la misma mutación y para éstas se van desarrollado fármacos selectivos, muy eficaces. Por eso es importante hacer un análisis molecular y conocer la mutación. La probabilidad de que se corresponda es pequeña, igual de un 1 %, pero en el cáncer de pulmón que hay muchos, ya es y pueden recibir el tratamiento. El proceso para secuenciar 400 genes es sencillo y cuesta unos 400 euros, vale menos que un TAC. Habría que introducirlos en todos los tumores porque si responden al fármaco el ahorro es importante. Un tratamiento de inmunoterapia son 60.000 euros y la mitad de quien lo recibe no responde. La oncología, con los tratamientos más novedosos y eficaces, es cada vez más cara. Implementar este tipo de análisis puede salir barato. En el cáncer de pulmón no microcítico, que son la mitad de los que hay, ya es mandatorio hacer el análisis molecular. En otros no tiene valor, el 95 % de cáncer de páncreas tienen una mutación del gen KRAS para la que no hay fármaco selectivo y no vale la pena.

Su laboratorio investiga el cáncer de páncreas, de los más difíciles de detectar y curar.
— Es el más mortal y el problema es que el 80 % de estos tumores cuando se detectan ya no son ni operables porque avisan muy tarde. Estamos intentando identificar terapias que puedan llegar un día a la clínica. Trabajamos con ratones, les eliminamos las dianas con manipulación genética. Podemos identificarlas y ver si se desarrolla un fármaco contra esta diana, aunque no es tan efectivo como eliminarla al 100 % sin afectar a otras moléculas. Pero ése es el camino.

Casi a diario llegan alertas de avances de tratamientos, ¿hay que hacerles caso?
— En época de congresos salen más. Son pequeños avances pero importantes. A veces los artículos están bien pero no los titulares porque quieren llamar la atención y no se corresponden. El otro día leía que se daba un paso hacia la vacuna universal contra el cáncer. Luego lo lees y está bien pero el título engaña, es exagerado y da falsas esperanzas. Cuando quien lee no está informado y conoce a alguien afectado es fácil que escuche lo que quiere. Hay que tener cuidado.

¿Está el Gobierno español a la altura de sus investigadores?
— En España la ciencia ha pasado a ser algo irrelevante desde el año 2009. Para volver a niveles de hace 13 años tendrían más que doblar el presupuesto actual. Ahora el Ministerio ha cambiado la fecha de inicio de los proyectos, de 1 de enero a 1 de octubre, por lo que recibo cero euros. Un tercio de los grupos de investigación estará nueve meses sin recibir nada.