Dra. Alma Esteras odontopediatra de Juaneda Dental Kids

En verano, en las piscinas, cuando los juegos se descontrolan, o todo el año, en parques o patios de recreo, es frecuente que la dentadura infantil sufra lesiones con las que tienen que lidiar los padres, ya desde las primeras etapas de la vida. Ante las roturas de dientes por accidentes, la Dra. Alma Esteras, odontopediatra de Juaneda Dental Kids, explica las claves para que los padres o cuidadores sepan cómo reaccionar.

«Hay dos etapas —explica— en las que los niños son más propensos a los traumatismos o a los accidentes. La primera es cuando el pequeño empieza a caminar, más o menos al año, cuando aún no es estable y tropieza. Si se cae, se tropieza con algo, se golpea y se rompe un diente, «hay que venir al dentista para que lo valore», algo que se podrá hacer desde con examen visual, un examen manual o, si es necesario, una radiografía.

Momentos de riesgo de accidente de estas características «son las horas de colegio, de actividades extraescolares y, en esta época, en piscinas, parques acuáticos y parques» donde «si se produce un traumatismo hay que acudir lo antes posible a la clínica dental para evaluar la gravedad». Una radiografía permitirá saber «si el traumatismo ha afectado al ligamento, al músculo o a la encía, o incluso a la raíz, además de al diente».

«Si el diente lesionado es de los definitivos y a consecuencia del accidente o golpe se ha salido totalmente de la arcada hay que guardarlo en un botecito, con leche, y acudir a la clínica para que sea reimplantado lo antes posible», explica la Dra. Alma Esteras. Luego, añade la odontopediatra, «se feruliza unas semanas y se evalúa el tratamiento pulpar y cómo ha evolucionado».

En los más pequeños, prevenir también es mejor que curar

Llevar a los más pequeños a un servicio de Odontopediatría como Juaneda Dental Kids facilita la prevención de problemas posteriores, pero también permite descubrir eventos inesperados que los padres no se imaginaban que sus hijos estuvieran desarrollando: «Una de las evaluaciones que realizamos en esas primeras visitas —explica la Dra. Esteras— es la de las posibles maloclusiones que pueden aparecer por hábitos como succión de dedo o uso de chupete durante más de dos años».

Es frecuente que esas maloclusiones (alineación anormal de los dientes y cómo encajan las piezas superiores con las inferiores) no hayan sido detectadas por los padres. «Si se detectan esas maloclusiones se puede derivar ya a nuestra especialista en ortodoncias». En la maloclusión, por demasiado chupete o succión de dedo «puede ser que el paladar no haya crecido bien y haya una mordida abierta, que las arcadas no concuerden o incluso que haya una desviación, una mordida invertida de uno de los lados».

En esos casos, «cuando empiezan a erupcionar los dientes permanentes se deriva a la ortodoncista, que lo valora, para proceder a ensanchar un poco más ese maxilar y corregir esa maloclusión, mordida que no encaja o mordida invertida. Desde Juaneda Dental Kids intentamos promocionar la prevención, es decir, que desde que al niño le erupciona el primer diente de leche, a los 6 o 9 meses, se haga la primera revisión», explica la Dra. Alma Esteras.

El objetivo de estas primeras visitas no es solo preventivo, sino que también tiene por objeto «que el niño vaya acostumbrándose a las revisiones y al ambiente de la clínica dental, y para enseñarle a los papás y a las mamás una serie de procedimiento a aplicar». Entre estos procedimientos están, explica a odontopediatra, «la técnica de cepillado correcta, cuántas veces se tiene que cepillar, la pasta con flúor que tiene que usar, y la cantidad de flúor que tiene que tener esa pasta de dientes para ser adecuada».

Y añade: «En las primeras visitas valoramos los dientes, la musculatura y las encías y muchas veces nos encontramos ya con una caries. Entonces hay que evaluar su tamaño y su gravedad, si hay que hacer una simple reconstrucción o tratar el nervio». En algunas ocasiones, incluso «la caries ya ha afectado al tejido pulpar (al nervio) y hay que hacer una pulpotomía, retirar el nervio, sellarlo bien y hacer una reconstrucción. De ahí la importancia de prevenir estas infecciones, que pueden llegar a ser importantes».

Para ello «hay que reducir el consumo de azúcar (que propicia el crecimiento de las bacterias estreptococos que producen la caries), hacer tres cepillados al día, revisados por un adulto, y siempre con una pasta de dientes adecuadamente fluorada. Las bacterias lanzan un ácido que descalcifica el esmalte y de ahí destruyen el tejido dental». En Juaneda Dental Kids promovemos que se hagan revisiones semestrales ya que las caries iniciales, entre dientes, solo se detectan con una radiografía».

Otras agresiones a los dientes de los más pequeños pueden también llegar de alimentos o productos «por lo que en estas primeras visitas explicamos a los papás que han de disminuir los azúcares, e incluso que el niño no lo pruebe antes de los dos años». En esta época del año, el verano y las vacaciones, no es infrecuente bajar la guardia ante el consumo de refrescos y helados, que pueden suponer unas aportaciones extraordinarias de azúcares, con un riesgo añadido de facilitar el paso a las caries.