Hasta el mes de julio en Son Espases se han realizado 12.109 consultas. | M. À. Cañellas

Los ingresos por trastornos en la conducta alimentaria entre menores de edad se han multiplicado por tres después de que se decretara la emergencia sanitaria por COVID. «Antes teníamos una veintena y en 2021 hubo noventa ingresos por este tipo de problemas», explicó ayer la directora del Instituto Balear de Salut Mental de la Infancia y la Adolescencia (IBSMIA), Isabel Flórez. Pero ¿de dónde pueden venir este tipo de trastornos? «Es una mezcla de cosas, el tema de la regulación emocional, la depresión, el que no se encuentren bien o tengan problemas de identidad de género... Afectan a lo corporal, a no verse bien, y así empiezan las restricciones de alimentos. Son casos complejos», señala la experta.

La pandemia ha hecho aflorar este tipo de patologías pero, según la doctora Flórez, hay que fijar la atención en el papel que ejercen las redes sociales. «Habría que quitarlas», dice con contundencia, «porque lo que ven todos es la parte ideal de los otros, no la real, y se comparan». La mayor parte de este tipo de pacientes son chicas adolescentes aunque han llegado a ver casos más prematuros. Para este tipo de patologías, enmarcadas dentro de los trastornos de salud mental, las señales de alarma son similares. «Hay que estar atentos a si expresan un malestar, si están aislados, si restringen la alimentación o pierden peso... Y preguntar, la comunicación es la herramienta más importante», añade la doctora Flórez.

En caso de sospecha «hay que preguntar a Atención Primaria» como primera medida. Los ingresos hospitalarios se vuelven necesarios cuando ya hay una pérdida importante de peso o problemas de constantes vitales. La afectación de la salud mental en adolescentes y niños se ha mantenido al alza en los últimos dos años y en 2022 parece que, si bien no se han incrementado respecto al año pasado, tampoco mejora. Hasta el mes de julio en Son Espases se han realizado 12.109 consultas mientras que, en el mismo periodo del año anterior fueron 12.124.

Por otra parte, la ocupación de camas se mantiene alta, de forma que incluso con picos de demanda, han tenido que derivar a pacientes a Pediatría. «Sigue la demanda de atención de hospitalización, de visitas a Urgencias por problemas de regulación emocional, autolesiones o los problemas de conducta alimentaria porque el resto de patologías se ha mantenido como en años anteriores», confirma la especialista. El perfil predominante es el de adolescentes de entre 14 y 17 años, principalmente, de género femenino.