Se debe aplicar crema al menos media hora antes de la exposición al sol.

Desde hace unos días estamos oficialmente en verano. Se trata de una estación asociada a las vacaciones, el relax y la diversión. Sin embargo hay que tener en cuenta que por eso mismo es el período del año en el que sometemos a nuestro cuerpo a más cambios.

El calor, la exposición prolongada al sol, los cambios en la alimentación, las salidas nocturnas, los viajes... Todo ello puede hacer que nuestra salud se resienta. Durante el verano son especialmente frecuentes ciertas molestias como los cortes de digestión, las gastroenteritis, las infecciones por hongos, las infecciones oculares o las picadura de
medusas.

Por eso, los expertos en salud recomiendan seguir una serie de pautas

1.- Evitar la exposición solar en las horas centrales del día. El verano es la mejor época para pasear por la calle, en el campo o en la playa, pero debe hacerse preferiblemente durante las primeras o últimas horas del día con luz, o por la noche no muy tarde. No hay que olvidar que una exposición prolongada al sol puede provocarte un golpe de calor.

2.- Aplicarse protección solar al menos media hora antes de ponerse a tomar el sol. Es conveniente asimismo repetir la acción con frecuencia, sobre todo después de meterse en el agua. Asimismo, aunque el día esté nublado la piel debe protegerse igualmente. Que el sol no se vea no significa que no exista el peligro. Hay que recordar que los niños menores de seis meses no deben exponerse al sol. Hay que protégerlos con camiseta, gorra y gafas de sol. El sol es muy sano y hasta necesario en su justa medida, pero en exceso sus efectos son los contrarios a los perseguidos.

3.- Beber abundante agua de forma habitual para evitar la deshidratación. La mayor sudoración y las temperaturas medias contribuyen a que el organismo pierda la hidratación
que necesita para su bienestar. Hay que tener en cuenta que las personas mayores tienen una mayor facilidad para deshidratarse, por ello es importante que permanezcan en zonas
frescas. Es preferible beber solo agua. Las bebidas azucaradas, alcohólicas o con cafeína, contribuyen a la deshidratación. Asimismo, tenemos costumbre de pensar que las bebidas frías sacian mejor la sed, y no es cierto. La temperatura tibia tarda menos en ser asimilada
por el organismo, por lo que sus efectos saciantes se producen más pronto y tienen un efecto más duradero. El frío, además, puede ser perjudicial para la garganta.

4.- Llevar ropa cómoda. Hay muchas patologías que se producen por la costumbre, sobretodo extendida entre los más jóvenes, de vestir una ropa muy ajustada y/o un calzado con demasiado tacón. El verano es una época ideal para llevar ropa cómoda.

5.- Deben evitarse las comidas copiosas. Nuestro cuerpo, por efecto de la temperatura exterior, necesita menos calorías durante los meses de verano. Si se desea sentir uno
bien, los alimentos deben ser frescos, naturales y no muy pesados.

6.- Hay que procurar mantener en lo posible los buenos hábitos nocturnos. Es muy común oír a las personas decir que en verano su vida es más desordenada. Esto es debido a que suelen acostarse más tarde y levantarse también más tarde, y que el sueño no se concilia siempre bien con calor. Pero además, hay personas que varían sus horarios en exceso, sobretodo los fines de semana. Levantarse el lunes casi a la misma hora a la que una persona se acuesta un sábado no es algo en absoluto recomendable para sentirse bien.

7.- Los horarios de las cómidas deberían respetarse lo más posible. Realizar las cinco comidas diarias es fundamental para no perder la rutina. Debe evitarse picotear entre horas.

8.- Aunque la época del año sea propicio a ello, hay que evitar la bollería y la comida rápida. No aportan nutrientes y pueden causarte perjuicio.

9.- Ingerir más fruta y pescado. Debe intentarse comer al menos tres piezas de fruta diarias. Además de ayudara mantener te hidratado aportan vitaminas, minerales, fibra y
antioxidantes. En cuanto al pescado, es aconsejable disfrutar a del pescado azul típico del
tiempo: sardinas, boquerón, bonito… Son una fuente de Omega 3 y es recomendable
comerlo dos veces por semana.

10.- Tener siempre en cuenta la cadena de frío. Hay que tener mucho cuidado al realizar la comprar o al sacar los alimentos de la nevera, ya que es fundamental que conserven una temperatura óptima para evitar bacterias.

Una oportunidad para ponerse en forma

Durante el verano el buen tiempo nos ofrece más oportunidades de disfrutar del deporte al aire libre. Además, durante esta época el aumento de las temperaturas permite que podamos realizar con mayor libertad deportes acuáticos que son grandes aliados para la
salud cardiovascular. El deporte es un gran aliado para la salud cardiovascular y para la salud en general. De hecho, es una herramienta muy importante a la hora de prevenir cualquier tipo de enfermedad e incluso para mejorar la progresión de otras, en su justa medida. En verano, el exceso de humedad y la exposición solar son factores que pueden influir negativamente. Por ello, se recomienda practicar ejercicio en las horas de menos
sol y con la ropa adecuada para ello ya que así se previenen los golpes de calor característicos de esta época.

Por unas vacaciones sin riesgos

Cada año se hacen campañas para advertir de los riesgos de lanzarse al agua en playas o piscinas sin medir bien la distancia ni las consecuencias. Por desgracia, a pesar de ello se siguen produciendo lesiones, graves en algunos casos, así como ahogamientos, bien por
descuidos, o por temeridad. La prudencia es aconsejable en cualquier momento, pero todavía más en estos meses de verano de sol, playa y horas al aire libre. Es importante, además de actuar con sentido común, vigilar siempre a los niños y realizar actividades de cierto riesgo acompañados y tomando siempre las máximas precauciones.