El paso de la escuela o del instituto a la universidad no siempre es fácil. Para el estudiante que acaba de matricularse en la universidad significa, en muchos casos, abandonar un centro en el que ha pasado seis o más años para adentrarse en un nuevo entorno, rodeado de gente que no conoce, además de comenzar una nueva etapa académica.
Los nervios, la incertidumbre e incluso el miedo a lo desconocido son normal, pero una vez pasado el período de adaptación, acabarán siendo unos años inolvidables, consiguiendo amigos para toda la vida.
Para que el inicio del curso se desarrolle sin problemas, hay una serie de recomendaciones que ayudarán a los estudiantes a sentirse tranquilos con su nueva etapa universitaria.
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Es muy importante asistir a todas las clases, conocer a los profesores y a los compañeros desde el primer día, van a ser las personas con las que se compartan los próximos años.
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Preguntar, informarse, implicarse, darse a conocer y aprovechar los servicios de tutoría que ofrece la universidad.
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Hay que estudiar, acostumbrarse a llevar los apuntes y prácticas al día, se obtienen mejores resultados que dejarlo todo para el último momento.
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Una buena manera de entrar en contacto con otros estudiantes con los mismos intereses es apuntarse a las actividades deportivas y culturales.
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Realizar prácticas desde el primer momento que sea posible para ir tomando contacto con el mundo laboral.
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Y por supuesto aprovechar la movilidad Erasmus+, un valor añadido para todo estudiante. Que da la oportunidad de conocer más allá de nuestras fronteras todas las posibilidades que ofrece el mercado global.
