Los ponentes incidieron en las dificultades de implementar cambios. | Jaume Morey

La primera mesa redonda dejó claro que las empresas han hecho inversiones en activos para reducir consumos energéticos, pero que ahora falta ir un paso más allá para medir también las relaciones con todos los actores del sistema turístico. Mientras que los ayuntamientos piden más capacidad de gestión para afrontar sus obligaciones. Participaron en el coloquio Guillem Mercadal, director comercial de Hotels Viva; Bartomeu Cifre, alcalde de Pollença;    Domingo Bonnín, teniente de alcalde de Alcúdia; Alicia Asín, fundadora de Libelium, y Arantxa García, responsable de Sostenibilidad de Tui. Antoni Riera ejerció de moderador.

Cifre dejó claro que en el sector público van unos cuantos escalones por debajo del privado. «Los ayuntamientos tenemos muchos frentes: gestión de agua, residuos, vertidos, seguridad… pero no me dejan invertir el dinero que tengo en el banco. Solo podemos subsistir. Pedimos más capacidad de gestión y que se pueda parecer más a una política de empresa», expresó. Mientras que Bonnín mencionó que en Alcúdia han apostado por nuevos segmentos, principalmente el deportivo, que han permitido una cierta diversificación turística.   

Durante el debate se generó un interesante debate entre valor y precio, puesto que las inversiones que hacen las empresas en tecnología y eficiencia energética no siempre se pueden trasladar en el precio. «El cliente viene a descansar y a disfrutar pero cada vez más nos exige hacerlo con una tranquilidad mental. Lo han convertido en commodity. Ahora bien, no te puedo decir que quieran pagar mucho más», explicó García. «La inversión en activos y en recursos humanos da resultados más inmediatos, es más fácil. En cambio, la concienciación del entorno es lo que más cuesta», señaló Guillem Mercadal. Mientras que Asín recordó que es una falacia pensar que la digitalización sirve para trabajar menos.