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Muchas veces ponemos el foco en lo que realmente hace que nos perdamos más, y si pudiéramos resumir en una frase la que creemos que es 'la gran necesidad' es que nos hace falta parar, observar y dejarnos inspirar. No todo lo que hay a nuestro alrededor lo hace, pero sin duda, aquellas cosas que empezamos a percibir desde la belleza y la armonía nos llevan a querer mantenerlas en nuestra cotidianidad.

¿Y qué más cotidiano que lo que sucede en tu hogar?

Trabajar para construir la inspiración de los demás no es tarea fácil, de hecho para nosotros como empresa es el mayor de los retos. Darle forma a una idea se ha convertido en uno de nuestros focos esenciales y es que las personas quieren transformar, cambiar y hacer distinto algo que siempre ha sido igual, pero aún parece que no nos arriesgamos a ello, o mejor dicho, que no estamos lo suficientemente motivados como para hacerlo. Y de eso hablamos cuando decimos que aún nos hace mucha falta dejarnos inspirar.

Esta reflexión llevada al contexto de un espacio al que la gente acude cuando necesita cambiar algo en su hogar o construir desde cero cualquier proyecto, puede que parezca que no tiene gran relación. Sin embargo, es nuestro día a día. Las personas necesitan ver lo distinto, ver que hay más allá incluso de las ideas con las que ellos pensaban que era suficiente cambio.

Todos necesitamos abrir nuestros ojos y poder recibir la originalidad, la creatividad, la sencillez en lo que a diario hemos observado y asociado como lo simple. Necesitamos que a veces alguien nos recuerde que en la sencillez también está la complejidad como pasa en todo yin y yang.

Almacenes Femenias surge como una necesidad. Hace casi 100 años las personas no tenían tantas opciones como ahora, claro está, pero si hay algo que de ese momento hasta ahora ha cambiado es la capacidad de mejorar el motivo de nuestra necesidad.

Antes las cosas fallaban y se rompían y ese era el único motivo por el que tener que cambiar, las cosas se proyectaban con un inicio claro y con un final infinito. Nadie adquiría un bien pensando en cambiarlo al cabo de un tiempo barajando la posibilidad de que hubiera otra necesidad.

Ahora, la hay. Ahora nos movemos por tendencias, por lo que se lleva y se deja de llevar, nos movemos por impulsos que creemos controlar y por aspectos que sabemos que han evolucionado por estar en el lugar, momento y contexto en el que estamos.


¿Qué podemos decir al respecto?

Que las nuevas necesidades de ahora, no tienen tanto que ver con una motivación básica y esencial, hemos evolucionado y nuestra apetencia por todo lo que también nos sacia a nivel emocional no ha hecho más que incrementar. Ahora llegamos a casa sabiendo que hay un suelo en el que poder pisar, pero nos preguntamos si estaríamos más a gusto haciéndolo en una superficie de otro material; más cálido, más acogedor, que nos produzca una sensación de mayor bienestar. Esas son las motivaciones que en forma de idea llegan a nuestros Almacenes, cada vez más hemos dejado de necesitar, para escoger con qué estaríamos mejor nosotros mismos al cambiar.

Nuestros clientes ya tienen lo que necesitan, pero si hay algo que vienen a encontrar es una nueva forma de ir más allá con su bienestar.