Más de 350 artículos y 220 conferencias en centros de investigación de todo el mundo avalan a Fernando Valladares.

Fernando Valladares, doctor en Ciencias Biológicas y profesor de Investigación del Museo Nacional de Ciencias Naturales, ofrecerá el próximo martes, a las 19.00 horas en el Aljub del Museu Es Baluard, la conferencia La COVID-19 remueve el concepto de salud planetaria, en el marco del Club Ultima Hora Valor Medioambiental.

¿Tenemos que hablar de conexión entre la salud humana y la planetaria o está todo integrado?
— Inicialmente se estudiaban conexiones, pero hace cinco años se lanzó el concepto de salud planetaria, que incluso recogió la ONU, y ahora se estudia de manera integrada. No están los animales y las plantas por un lado y nosotros, los humanos, por otro. Y existen muchos virus que no conocemos. No hay unos límites claros entre la salud de unos y otros. Lo que está claro es que si dañamos el medio ambiente, se generan situaciones y consecuencias en cascada. Podemos llegar a conocer algunas de estas consecuencias, pero otras no. Los médicos pueden atender una parte de nuestra salud, pero ésta está condicionada por la salud del aire, los animales, las plantas y los microorganismos.

¿Cuáles son los principales problemas ambientales?
— El cambio climático, las pandemias y la contaminación, incluidos los plásticos. Los tres tienen un origen común en las alteraciones de la naturaleza. Nadie calienta el planeta o extingue especies a propósito, pero debemos tomar conciencia y estar informados de que nuestras acciones tienen consecuencias, que a veces son complejas y no nos percatamos de ellas. Aunque no lo parezca, la biodiversidad y las pandemias están conectadas en esa salud planetaria integrada.

¿Hay más pandemias en los últimos años?
— En los últimos 40 años ha aumentado el efecto de las pandemias y las zoonosis. La globalización facilita que se extiendan rápidamente. Como estamos comprobando, los remedios llegan tarde, cuando pueden haber afectado a millones de personas, y sólo para un patógeno en particular. Hay otros virus candidatos a saltar a la especie humana y no son respetuosos ni guardan turno, por lo que son difíciles de anticipar. Ya se están detectando patógenos en trabajadores de granjas porcinas de China. Es preocupante que, mientras luchamos contra un patógeno, otro salte a la especie humana o lo haga inmediatamente después de haber controlado el primero.

¿Cuál es el remedio?
— Regresar al riesgo de pandemia de hace 40 años, con una naturaleza bien conservada y rica en especies. No será perfecta, no bajará los riesgos a cero, pero sí los reducirá. La naturaleza bien conservada es la mejor vacuna y las más genérica.

¿Habrá que cambiar el modelo socioeconómico? Los hay que siempre contraponen la sostenibilidad al desarrollo.
— Hay que cambiar un modelo socioeconómico que apuesta por el incremento de la producción sin límites y consumir recursos sin freno. No podemos todos los habitantes del planeta tener una huella ambiental tan grande. Aunque sea con estrategias a largo plazo, hay que reducir el transporte privado, ser más eficientes energéticamente y buscar alternativas a actividades que son muy intensivas en carbono. No podemos seguir con un desarrollo sin control ni autorregulación ante unos recursos que son limitados. Frenar la degradación ambiental no es frenar la economía. Hay que frenar la forma tradicional de hacer economía: si para ganar algún dinero tengo que talar un bosque entero, pues lo hago sin pararme a pensar en las consecuencias.

¿Hemos pensado que a la naturaleza había que dominarla?
— No hay que dominarla ni controlarla. No hay que imponerse a la naturaleza ni vivir de espaldas a ella. Volvemos a lo anterior: el intento de dominar la naturaleza puede suponer una amenaza para nuestra salud. Fuera de doctrinas, ideologías o religiones, deberíamos ser conscientes de la importancia del respeto a la naturaleza y sus equilibrios, todo ello apoyado en estudios científicos. Resulta llamativa la reciente movilización de los jóvenes del mundo por el respeto al medio ambiente y contra el cambio climático. Y esta movilización coincide con una percepción en el mismo sentido de las personas mayores. La intuición de los jóvenes y la experiencia de los mayores confluyen. Los que estamos entre unos y otros debemos tener una conciencia que vaya más allá del corto plazo y del pago de nuestras facturas.

¿Y toda esta concienciación se va a conseguir sólo a base de leyes?
— Sólo las leyes no sirven. Las leyes son una herramienta imprescindible, pero no suficiente. La ciencia tiene que explicar a la sociedad por qué hay, por ejemplo, un cambio climático. No basta únicamente con aplicar normas y prohibiciones.

¿Hemos creído que, si hay un problema, ya lo resolverán la ciencia y la tecnología?
— Con la pandemia, hemos comprobado que la ciencia está llena de incertidumbres. Eso puede ser apasionante para los científicos, pero la sociedad debe comprender que no habrá siempre uno de ellos que nos salvará de cada problema y llevarnos así a una especie de anestesia despreocupada. En este sentido, estamos viendo opciones políticas que lo simplifican todo a un blanco o negro. No hay soluciones milagrosas, todos somos parte de la solución y todos podemos contribuir a hacer historia en una sociedad crítica, informada y sensata.

¿Frente a un Donal d Trump que se burla del calentamiento global tras una intensa nevada?
— Decir eso es una patada al conocimiento, propia de un patán ignorante. No hay que reírle las supuestas gracias. Cuando alguien niega el cambio climático, atenta contra la seguridad de los ciudadanos.