Eso sí, el peso de la inversión extrajera recae en unas pocas comunidades autónomas. Madrid, a pesar de un ligero descenso, sigue siendo un imán, concentrando un 32,5% del total nacional. A continuación, se sitúan Catalunya, País Vasco, Comunitat Valenciana y Aragón. Ésta última destaca con una subida brutal del 320% respecto al año anterior. La concentración es notable: entre Madrid y Catalunya atraen más del 70% y si le añadimos las tres siguientes vemos que el «top cinco» capta más del 83% del total. En este contexto, Balears destaca como una de las sorpresas positivas del año: con 621 millones de euros recibidos en 2024, no solo registra la segunda mayor cifra de su historia desde que existen datos (tras 2013), sino que mejora en un 49,3% el dato de 2023.
Esta evolución nos permite mantenernos en la séptima posición nacional, consolidándonos en el radar de los grandes inversores internacionales. Aunque las cifras anuales pueden ser muy variables, lo cierto es que la tendencia es claramente ascendente, con un crecimiento sostenido que culmina ahora en este segundo máximo histórico.
Para intentar suavizar esta «estacionalidad» podemos comparar con el promedio de los cinco años anteriores (219 millones) y el salto es aún más relevante: casi se triplica esa media.
Un análisis por países revela un cambio sustancial en el origen del capital que llega a Balears. Por primera vez, Estados Unidos se sitúa como el principal inversor extranjero con un 59% sobre el total. Le siguen Alemania, Francia y, de forma puntual este año tras ser residual en los anteriores, República Dominicana. Factores como las tensiones arancelarias con China, la búsqueda de activos estables en Europa, o la diversificación fuera del dólar, están empujando a muchos inversores norteamericanos (fondos, empresas tecnológicas o capital privado) a mirar hacia mercados como el español, y en particular, hacia enclaves con atractivo turístico y residencial como Balears.
En cuanto al destino sectorial de estas inversiones, el turismo vuelve a liderar con claridad. El sector de servicios de alojamiento captó en 2024 nada menos que 446 millones de euros, un 72% del total. Le siguen, con bastante distancia pero con cifras significativas «Programación, consultoría y servicios tecnológicos», «Actividades inmobiliarias», «Agencias de viajes y operadores turísticos» y «Fabricación de bebidas» con 56,9; 50; 30 y 8,40 millones de euros.
La inversión en tecnología ya se situó en los primeros puestos en 2023 y consolida su presencia en 2024, lo que puede considerarse una buena noticia para la incipiente transformación del modelo productivo.
En definitiva, el fuerte aumento de la inversión extranjera en Balears es una oportunidad indudable para la economía local: supone más actividad empresarial, generación de empleo, dinamismo del tejido productivo y modernización de sectores clave. Sin embargo, también plantea retos importantes: buena parte del capital sigue destinado a sectores que ya presentan tensiones, como el inmobiliario o el turístico, lo que puede amplificar desequilibrios estructurales si no se acompaña de políticas adecuadas.
En particular, la presión sobre el mercado de la vivienda es problema insostenible en las islas, especialmente en zonas de alta demanda internacional.
El reto, por tanto, es canalizar esta inversión hacia sectores que generen valor añadido sostenible, mejoren la productividad y ayuden a reducir la dependencia de actividades estacionales o intensivas en suelo. En este sentido, la atracción de capital tecnológico o el desarrollo de industrias verdes pueden ser claves para el futuro. Está claro que no hay un botón mágico, pero hay que luchar por ello.