Balears lleva tres años cosechando los mejores datos económicos de su historia. Tres años en los que se ha agudizado la crisis de la vivienda y la consecuente falta de trabajadoras y trabajadores por la alta demanda del mercado laboral. La escasez de vivienda a precio asequible empobrece a las clases medias y trabajadoras, como jamás antes habían experimentado las Islas. Los sindicatos hemos cumplido nuestro trabajo y hemos negociado convenios con fuertes subidas salariales. Estos incrementos de sueldo, lamentablemente, no han sido suficientes para amortiguar el alto nivel de vida del archipiélago y la voraz subida del precio de los alquileres e hipotecas. Son necesarias políticas públicas.
UGT lleva tiempo exigiendo una regulación de la vivienda, reclamando al Govern balear que aplique la ley estatal y limite el precio de los alquileres. Si se ha demostrado que el libre mercado no ha funcionado y que tiene un comportamiento antisocial e, incluso, inmoral, ¿qué más hace falta para intervenirlo e intentar garantizar un derecho tan básico como es el de la vivienda? Está recogido en la Constitución y debería estar al mismo nivel de los servicios públicos que conforman nuestro estado del bienestar.
El drama social de la vivienda y los sobreesfuerzos físicos y mentales que tienen que asumir las plantillas para suplir la carencia de personal empañan el aparente éxito económico y laboral del archipiélago en 2024. Balears se enfrenta a su gran paradoja: Su ciudadanía sufre precariedad vital mientras sus cifras de empleo muestran que las Islas van como un tiro. Tuvo 607.300 personas ocupadas de media el año pasado y una tasa anual de paro de un 9,4 por ciento, la más baja de la historia, según los datos de la Encuesta de Población Activa.
Después de que hace cinco años la pandemia hundiera nuestra economía, se ha consolidado una temporada turística de cerca de diez meses al año en muchas zonas de Balears. Esto ha provocado que ya en febrero de 2024 el paro registrado estuviera en poco más de 30.000 personas, cifra que fue disminuyendo con el paso de los meses. A UGT le preocupa que el desempleo afecte sobre todo a las mujeres. Y es que, a pesar de que la Reforma Laboral, la subida del salario mínimo y las normativas sobre igualdad han reducido algunas discriminaciones de género, como la brecha salarial, el año pasado se triplicó la brecha en la tasa de paro hasta el 2,7 por ciento. Se explica porque mientras la tasa de desempleo de los hombres disminuyó y se quedó en el 8 por ciento, la de las mujeres permaneció cercana al 10,9 por ciento.
Es evidente, por tanto, que en la contradictoria y compleja tesitura en la que se mueve Balears, son las mujeres las más perjudicadas. Se ve cómo cuando el empleo va bien, va mejor para los hombres.
En UGT queremos que el progreso social retorne a Balears, que vuelva a ser un lugar atractivo para construir una vida, un lugar en el que los servicios públicos estén bien dotados y donde la vivienda deje de ser un lujo al alcance de unos pocos privilegiados. Deseamos un desarrollo sostenible y sin paradojas.