La Comisión Europea lanzo el año pasado el concurso Capital Europea del Turismo Inteligente 2022 con el objetivo de premiar a las ciudades europeas con prácticas turísticas destacadas, innovadoras y sostenibles.

Pues hay que dar la enhorabuena a Valencia, ya que ha sido reconocida por la Comisión Europea como “Capital Europea del Turismo Inteligente 2022” gracias a su modelo de turismo sostenible. Los otros tres pilares que han motivado la elección de la ciudad valenciana al ser reconocida con dicho galardón a sido la accesibilidad, la digitalización y la preservación del patrimonio cultural. Todo un proyecto muy bien estudiado, aplicado y documentado para trabajar la transición energética tan demandada y aplicar la medición y la certificación de la huella de carbono asociada a la ciudad, su objetivo es el de convertir la ciudad en el primer destino turístico neutro en carbono cara al año 2025.

Que decir tiene que a nivel nacional hay reconocidas distintas ciudades españolas con el distintivo de Destino Turístico Inteligente por parte del Estado para aquellos destinos que obtienen una puntuación en el grado de cumplimiento de los requisitos previstos en la metodología DTI (gobernanza, innovación, tecnología, sostenibilidad y accesibilidad) igual o superior al 80%. Los destinos entran en un proceso de mejora continua que tiene una validez de dos años desde su entrega, y se espera del destino que trabaje en todos los ejes para continuar con la mejora de la calidad turística. A nivel nacional han logrado este objetivo los siguientes destinos: Benidorm, Gijón, Málaga, isla de Tenerife y Santander.
Y yo me pregunto, ¿cómo es que las Illes Balears, viviendo del sector turístico anualmente, directa o indirectamente toda la población y ciudadanía, no han apostado por adherirse a programas de esta índole creados para apoyar el trabajo de la transición energética y sostenible de la ciudad de Palma, por ejemplo? ¿Por qué siempre llegamos tarde o vamos a nuestro aire sin compromiso, ni beneficio sostenible? Las políticas populistas a pie de ideas sin sentido, ni estrategia, nos llevan al declive de nuestro sector turístico que se llena la boca de que va por el buen camino sostenible siempre con acciones de restricciones y limitaciones, y no con ideas y proyectos estratégicos, pensados y creados por expertos.
Un destino turístico inteligente y sostenible se crea a través de la puesta en marcha de un plan de acción que este a la altura de las circunstancias y con un gabinete de expertos públicos y privados que consensuan las acciones y trabajos. Hace años desde que la pandemia llegó a nuestras vidas isleñas que la actividad política balear se centra en decretazos, bandazos e imposiciones, sin que haya una línea firme en abordar el cambio necesario para que nuestra comunidad autónoma convierta su estilo de vida en sostenible e inteligente.

Les recomiendo a los gobernantes investigar la tecnología sostenible existente y los proyectos que funcionan y que se ponen a su disposición por parte del sector privado balear, ya que no pueden pasar más años y más escusas sin alinearse a la transición sostenible e inteligente desde las ciudades, puertos y aeropuertos de las islas, que son el escaparate de nuestro pan de cada día.

La condescendencia política, mezcla de ignorancia y populismo agrava los resultados de insatisfacción y dejadez; el cuidado de nuestro mar, nuestra comunidad y nuestro planeta es responsabilidad de ustedes y de todos; pero parece que para muchos eso no va con ellos, la política también duele, es un recordatorio a todo el desinformado.l