Durante muchos años las estrategias de los destinos para la captación de turistas se han basado en la difusión de los valores más significativos de cada lugar, entendidos como atributos que hacen diferente al destino. Así, en esta categoría de argumentos de venta encontramos alicientes como la climatología, el paisaje, la naturaleza, la cultura, las compras, la diversión, la historia, el patrimonio artístico, las instalaciones deportivas, los eventos, la gastronomía, la hospitalidad, la tranquilidad o la seguridad.

En el caso de Mallorca, el sol y la playa han sido durante muchas décadas los “productos estrella”, a los que se han ido sumando todos los demás, a través de un ejercicio de introspección en el que nos hemos dado cuenta de que tenemos muchos otros atractivos y muchos otros meses del año para complacer a diferentes tipos de visitantes, más allá de la llamada temporada alta.

Ahora, hemos hecho un nuevo descubrimiento sobre las motivaciones de nuestros visitantes y se llama sostenibilidad. Los turistas están muy concienciados sobre la necesidad de basar cualquier actividad en la economía circular y en un desarrollo que considere prioritaria la preservación del entorno natural, la reducción de la huella de carbono, la gestión adecuada de los residuos, la preservación de paisaje y la atención a las condiciones laborales de todas las personas que trabajan en el destino.

La sostenibilidad se ha convertido no solo en una necesidad para poder seguir ofreciendo a nuestros visitantes y a nosotros mismos, residentes del destino, el mejor escenario para las vacaciones o cualquier otro motivo, sino también un requisito para lograr la simpatía de quienes queremos que nos elijan. Balears ha apostado por la sostenibilidad y así lo ha demostrado con su nueva ley turística autonómica, una ley que pone el foco en la preservación del entorno y los derechos laborales, con el objetivo de que las Illes Balears lideren este proceso de circularidad, que abarca las vertientes social, económica y medioambiental.

Nuestras islas quieren ser ejemplos de destinos turísticos muy sensibilizados con la sostenibilidad en la más amplia acepción de la palabra. Se trata, sin duda, de un aspecto de gran relevancia a nivel competitivo con relación a destinos de nuestro entorno. Y poder ser pioneros, liderando este proceso irreversible, supone una ventaja que no podemos desaprovechar.

En Illes Balears nos encontramos por tanto en una situación inmejorable para consolidar nuestro liderazgo como destino turístico del Mediterráneo, ya que además de todo lo enumerado contamos con el background y el know how, anglicismos que definen nuestra experiencia y buen hacer en la industria de la hospitalidad. Además, se han evidenciado por parte de nuestras cadenas hoteleras y establecimientos turísticos las inversiones constantes encaminadas a modernizar las infraestructuras y adecuarlas año tras año a los más altos estándares de confort y a su alineación con la circularidad.

En el caso de la cadena hotelera que me enorgullece presidir, Hotels Viva, hace muchos años que establecimos un compromiso firme con la sostenibilidad y gracias a ello nuestros hoteles y nuestros trabajadores están alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización Mundial del Turismo. Sistemas energéticos eficientes, ahorro de agua, calderas de biomasa, energía solar, centrales de carga para coches eléctricos y una gestión de residuos que facilita la separación y el reciclaje de cada fracción son constantes de nuestros establecimientos, los cuales se han ido anticipando a las normativas actuales, superando las exigencias.

Por último, solo me queda lanzar un mensaje de optimismo hacia todo el sector, animando a todos los profesionales, privados e institucionales, a seguir trabajando por el liderazgo de nuestras marcas turísticas a través de cada una de sus competencias y actuaciones, que son en definitiva las que dan lugar a la imagen global de este destino único que es Illes Balears.l