Dejar definitivamente atrás la pandemia y consolidar la recuperación económica y laboral es un deseo colectivo para este 2022. Todos los mimbres apuntan a que sea el año en el que la covid deje de condicionar nuestras vidas, pero la vuelta a la completa normalidad se resiste por la desestabilización económica provocada por la guerra de Putin contra Europa.

Desde UGT hemos exigido a la Unión Europea y al Estado que activen todos los mecanismos necesarios de control para evitar que los efectos de la guerra de Putin contra Europa aumenten aún más la desigualdad y la pobreza.

Tener poder sobre la fijación de algunos precios es el mecanismo más eficaz si se comparte nuestro objetivo de que la inflación no lleve a poner en riesgo el acceso a bienes y servicios esenciales, la recuperación económica y la creación de empleo.

Ha quedado demostrado que para hacer frente a las crisis el mejor antídoto es evitar los despidos mediante los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), crear un escudo de protección social y ayudar a las empresas con dificultades.

No han sido pocos los obstáculos a los que nuestra sociedad se ha tenido que enfrentar en 2021 por el arrastre de los efectos de la covid y de las limitaciones a la actividad para combatir al virus. Durante los primeros meses del año parecía no tener fin la agonía pandémica y el daño causado al empleo y a las rentas de las familias. Las Islas estaban sumidas en un parón, dominaban las incertezas sobre si un año más habría temporada turística y sobre cuándo comenzaría.

Los datos de empleo, paro y afiliación iban evolucionando a mejor a medida que avanzaba el año, pero esto no evitaba las angustias que seguían sufriendo las personas trabajadoras y autónomas. Siempre pendientes de la prolongación de las ayudas y prestaciones, de cuándo llegarían y de si su cuantía alcanzaría para tirar hacia delante. En este ambiente de inseguridad, los ERTE y la prestación para el personal fijo discontinuo significaron un salvavidas.

Hubo que esperar hasta el mes de junio para iniciar el camino hacia la reactivación económica. Fue a partir del pistoletazo a la temporada turística cuando se inició la senda del resurgimiento laboral de Balears. Pero las cifras de desempleo, contratación y afiliación aún quedaban lejos de las registradas en el prepandémico 2019.

Hasta noviembre el mercado laboral balear no alcanzó los datos a los que estábamos acostumbrados antes de que el virus acabara con la normalidad. Al inicio de la temporada baja de 2021 Balears contaba con 455.800 cotizantes y 57.700 personas paradas.
El comportamiento de la campaña turística fue mejor de lo esperado, a pesar de que comenzó más tarde de lo habitual. Y es que también se prolongó hasta bien entrado noviembre. Esto tiene implicaciones importantes para UGT: si se quiere, se puede, y el sector servicios de Balears puede generar actividad laboral más allá de los meses de buen tiempo. La prolongación de la temporada durante los meses de frío es una de las metas a las que nuestro archipiélago debe aspirar para revertir la estacionalidad.

Aunque la fotografía del empleo de los meses finales de 2021 tenía mejor aspecto que la del mismo periodo de 2019, los indicadores medios referidos al año pasado son inferiores. En 2021 tuvimos de media 539.000 personas ocupadas, un 5,6 por ciento menos que en 2019; y la tasa de paro fue superior en 3,7 puntos al situarse en el 15,61 por ciento.
Los dos meses iniciales de 2022 han sido buenos. Hubo menos personas paradas y más cotizantes a la Seguridad Social que en los meses previos al confinamiento. Además, la aplicación de la reforma laboral pactada entre Gobierno central, sindicatos y patronales mejoró de manera sustancial la calidad del empleo. El crecimiento de la contratación indefinida fue significativo. Según cálculos aproximados, hasta marzo, unas 17.600 personas se beneficiaron de la reforma laboral entre mejoras contractuales y salariales por comenzar a depender de un convenio colectivo de sector en lugar del de empresa.
En el horizonte inmediato, UGT quiere que este 2022 sea lo más cercano posible a la normalidad, que el drama de la guerra no agrave el deterioro económico, laboral y social provocado por la pandemia. En el horizonte a medio y largo plazo, necesitamos que den su fruto las medidas puestas en marcha para conseguir unas Islas más inclusivas con una economía menos frágil, más sostenible y diversificada.l