Imagen del estado del chiringuito actualmente. | MAGDALENA SERRA

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El propietario del chiringuito ilegal 'Café Playero Club', ubicado en un enclave privilegiado sobre la playa de Alcúdia, está procediendo a la demolición de la instalación por orden de Costas. De no hacerlo la propiedad, Costas hubiera procedido a ejecutar estas obras de forma subsidiaria, según ha asegurado a este diario Celestí Alomar, jefe de la Demarcación de Costas de Balears.

Emplazado en zona de dominio público marítimo-terrestre, el chiringuito 'Café Playero Club', que ha funcionado a pleno rendimiento durante cuatro décadas, no tenía ninguna autorización de Costas. El expediente sancionador había comenzado hacía tiempo, pero fue a principios del año pasado cuando recibió la orden de demolición. El titular pidió un aplazamiento hasta el final de la temporada veraniega, que se le concedió, y ahora ya está ejecutando el derribo. El establecimiento no desaparecerá, pero ya no estará a pie de playa.

Tres órdenes
Se cumple así una de las tres órdenes de demolición dictadas por la Dirección General de Costas en Balears. En Mallorca, está pendiente de derribo otro chiringuito en Portals Vells (Calvià), pero la propiedad ha realizado una «solicitud transitoria» y falta la resolución por parte de Madrid. Y en Eivissa, según indica Alomar, se ha llevado a cabo una demolición parcial del establecimiento, pero no todo lo ordenado.

«No hay más órdenes de demolición de chiringuitos por no tener autorización, pero eso no quiere decir que en el futuro pueda haber más al acabar la concesión de alguno», manifiesta el jefe de la Demarcación de Costas.

En las Islas, se contabilizan un total de 208 chiringuitos, de los cuales 107 ocupan la playa y 101 están fuera de los arenales.
En Mallorca, en concreto, hay 44 chiringuitos sobre playa, de los que 33 son temporales y 11 fijos. Asimismo, hay 57 emplazados en zona de dominio público marítimo-terrestre, pero que no ocupan playas. Normalmente están en los paseos peatonales.

El año pasado se derribó el 'Babanas', en Can Picafort, y aunque en principio fue traumático para el propietario, el cambio fue positivo al ganarse más zona de playa. Al final, residentes y turistas valoran un entorno más natural.