Fotografía de familia de los miembros del Gobieno balear, con la participación del nuevo conseller de Turisme, Miquel Ferrer.

TW
0

La consulta demoscópica del IBES revela que, en estos momentos, el índice de abstención entre el electorado balear alcanzaría un 49'5 por ciento, diez puntos por encima de la tasa alcanzada en las últimas elecciones de 2007, que fue del 39'3 por ciento. En este sentido cabe destacar que ante la formulación directa de si se acudiría a votar en el caso de una convocatoria electoral adelantada, un 46'3 por ciento de los electores asegura sin tapujos que no se acercaría a las urnas.

Esta elevadísima tasa de abstención tiene una traducción en un eventual reparto de escaños, toda vez que todas las formaciones políticas pierden votos, aunque en diferente cuantía.

Al contabilizarse un menor número de voto directo salen beneficiadas las formaciones que mantienen mayor apoyo electoral, como es el caso de el Partido Popular -que podría ganar un escaño- y junto con el que mantiene en Formentera recuperar la mayoría absoluta en el Parlament.

El PSOE no pierde escaños, al igual que el Bloc. Sin embargo, el pacto podría perder escaños de dos de sus socios: Unió Mallorquina y la coalición de la izquierda ibicenca.

Como principal novedad del panorama político balear, según la encuesta de IBES, estaría, sin duda, la irrupción de la formación que lidera Rosa Díez, UPyD (Unidón, Progreso y Democracia), en la cámara autonómca con un escaño. Este diputado procedería de la pérdida de votos de Unió Mallorquina, que pasaría de 3 a dos diputados.

Responsabilidades
Unió Mallorquina es acusada, por la mayoría de los ciudadanos, de ser la formación causante de la crisis institucional existente en Balears, una apreciación que manifiestan un 25'7 por ciento del total, un procentaje avalado mayoritariamente por los electores del PSOE, seguidos por los del PP. Para estos últimos, el PSOE, con un 32 por ciento, son los máximos responsables de la crisis.