Mariano Puerta (37 ATP) mandaba al pasillo una derecha y Nadal se tiraba boca arriba con las piernas y los brazos extendidos para exteriorizar su alegría al cumplir uno de sus sueños: ganar Roland Garros. Era el 5 de junio de 2005 y el jugador de Manacor lograba su primera Copa de los Mosqueteros en su debut en el torneo parisino. Nadal llegaba cargado de confianza a París. Hasta finales de mayo ya había logrado 5 títulos esa temporada, incluyendo los Masters 1000 de Montecarlo y Roma, cuyas finales se disputaban por aquel entonces al mejor de cinco sets. En ambos encuentros había derrotado a Guillermo Coria, pero el ’mago’ caería en octavos de final ante el ruso Davydenko.
El jugador mallorquín era el cuarto cabeza de serie del torneo. Ni la Philippe Chatrier, que sería con el tiempo su ‘cuarto de estar’, lo mismo que Wimbledon fue el jardín de Federer, ni la segunda pista en importancia, la Suzanne Lenglen, vieron debutar a Nadal en París. Su estreno tuvo lugar en la Pista 1, la llamada ‘plaza de toros’ por su forma circular y conocida también por haber sido la tumba de muchos jugadores favoritos. Pero ése no fue el caso de Nadal, que se midió al alemán Lars Burgsmüller al que derrotó en tres sets. Faltaban ‘sólo’ seis partidos para lograr el primer Grand Slam de su carrera, algo que estaba en la mente tanto de Nadal como de su tío y entrenador, Toni. «El día antes de volar a Francia entrenamos con Carlos Moyà y cuando nos despedíamos de él me dijo si firmábamos disputar la semifinal de Roland Garros. Sin tener dudas, le dije que no. Por nada habríamos renunciado a la oportunidad con la que soñábamos durante todos esos años», contaba Toni Nadal a El País cuando se cumplían 15 años del primer título en París de su sobrino.
Nadal fue pasando rondas y adquiriendo experiencia en un torneo que no pudo disputar el año anterior por una lesión en el pie. «Cuando Rafa se lesionó y no pudo jugar en 2004, montamos una reunión con Nike y otra con Babolat en París. Rafa iba con muletas, pero quería llevármelo tres días allí para que al año siguiente estuviera familiarizado con lo que significa el torneo y que no notara el debut. Le llevé a ver un partido de Robredo contra Ríos y a los tres juegos ya no podía más y me dijo: ‘vámonos de aquí’, yo tengo que estar ahí abajo, no aquí arriba. Y al salir me dijo: ‘seguramente me he lesionado porque este año no tocaba ganar, pero el año que viene vengo aquí a ganar’. Cuando un tipo te dice esto, te lo tomas con mucho respeto», explicaba su representante, Carlos Costa, que posteriormente además era un importante asesor tenístico por su antigua condición de ‘top ten’ mundial.
Nadal causaba asombro en el mundo tenístico. Su desparpajo en la pista contrarrestaba con su carácter tímido fuera de ella. A sus 18 años -cumpliría 19 el día de las semifinales en las que derrotó a Roger Federer, su cuerpo aún estaba en pleno crecimiento y no hacía ascos a las pizzas ni a otras comidas poco saludables ante las miradas atónitas de sus colegas, que no salían de la pasta, el pollo y el arroz. Antes del duelo con el suizo, Nadal había comprobado ya la dureza del público francés en sus encuentros frente a Gasquet y, sobre todo, contra Grosjean, en tercera y cuarta ronda. Contra este último perdió el primer set.Entre partido y partido, Nadal se relajaba sobre todo jugando a la Play Station y también sacaba tiempo para conocer una ciudad que se iba a convertir en una de sus favoritas.
Se acercaban las rondas finales y Nadal buscaba un lugar en las semifinales frente a David Ferrer, que luego se convertiría en uno de sus mejores amigos. El ‘manacorí’ acabó destrozando al valenciano, que en la ronda anterior se había desgastado hasta el máximo e su encuentro frente a Gastón Gaudio, vencedor del torneo en 2004. La semifinales entre Federer y Nadal era casi una final anticipada entre el número 1 y 4 del mundo. El suizo tuvo conciencia de que iba a ser más que difícil ganar el torneo estando el mallorquín en el cuadro, como lo fue comprobando a lo largo de su carrera.
La primera final de un Grand Slam era un hecho. Enfrente, Mariano Puerta, que en semifinales había acabado con Davydenko tras un maratoniano encuentro. El argentino se llevó el primer set en el tie break, pero a partir de ahí Nadal se puso en modo rodillo para avasallar a su rival en los dos siguientes sets. En el cuarto, la igualdad volvió a la Chatrier hasta que Nadal, más entero aguantó la presión para llevarse su tercer set. Zinedine Zidane, por aquel entonces jugador del Res Madrid, le entregó la Copa de los Mosqueteros. Ni uno ni otro sospechaban que en 2024 iban a ser dos de los protagonistas de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París, ambos convertidos en leyendas.
El camino hacia su primer Grand Slam
3 comentarios
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Llamado el “repudiado” y “odiado” en el PSOE, Podemos y MES. Después de Ayuso, Feijol y Abascal, está Nadal en el punto de mira. Porque las facturas las puede pagar con su propio dinero y ellos con el de todos, hasta sus variopintos caprichos y adicciones.
Tal día como hoy, hace 3 años se averió un semáforo en una calle no muy céntrica de la ciudad de Palma. Se comunicó la incidencia y operarios municipales restablecieron el servicio. La gente alababa la celeridad y efectividad con que se llevó a cabo la reparación, especialmente tras el caos generado por la contingencia referida. Te la sopla? A mí también
Fa 20 anys pareixia mallorquí, ara...