El canadiense Felix Auger Aliassime, pupilo de Toni Nadal, durante su partido de tercera ronda, este viernes. | YOAN VALAT

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Nadal contra Nadal. El partido del morbo está servido en los octavos de final de Roland Garros, toda vez que se ha producido la combinación con la que muchos especulaban tras el sorteo del cuadro, y que ha emparejado en el cierre de la primera semana del Grand Slam parisino al trece veces ganador del torneo, Rafael, y al pupilo de su tío y ex entrenador, el canadiense Felix Auger-Aliassime, asesorado en la actualidad por un Toni Nadal que vivirá un duelo de sentimientos encontrados, con el premio de los cuartos de final como aliciente para ambos.

French Open
Rafael Nadal y Botic van de Zandschulp se saludan tras su partido en Roland Garros.

Y es que la victoria de Rafael Nadal ante el neerlandés Botic van de Zandschulp (6-3, 6-2 y 6-4), unida a la del canadiense Auger-Aliassime ante el serbio Krajinovic (7-6, 7-6 y 7-5) ha deparado un partido que podía llegar en cualquier momento, pero que comparece en un momento clave en Roland Garros y en la temporada de tierra batida. Aunque existe un precedente, en el Masters 1.000 de Madrid en 2019 y con victoria del mallorquín en 1/32 de final, el partido previsto para el próximo domingo puede ofrecer una imagen histórica: la de Toni Nadal en el palco del rival de su gran alumno, Rafael.

Pero, para despejar dudas y anticipar el escenario que se puede presentar, el propio Toni Nadal ya dejó ver su postura en caso de un posible duelo entre Rafael y Auger-Aliassime en Roland Garros. Lo hizo en Clay Tenis y fue claro. «Si jugaran los dos (Rafa y Félix), no iré a la pista», le comentó al periodista Sebastián Fest. «Nunca le diría nada para que pudiera ganar a mi sobrino. Ya se lo dije. Nunca te diré si mi sobrino tiene esto o lo otro. Por encima de todo, soy tío de Rafael, he estado muchos años con él y trabajo para él. Y aunque no trabajara, nunca iré a decirle a otro cómo tiene que ganarle», prosiguió el tío y mentor del ganador de veintiún torneos del Grand Slam, trece de ellos en París. Esté o no en la grada o el palco, los alicientes le sobran a un partido que ya ha generado una expectación por encima de lo normal.