Otro ejercicio de superación

Nadal celebra su victoria en el Abierto de Australia. | DEAN LEWINS

Carlos RománPalma31/01/22 3:59

Rafael Nadal siempre vuelve. A sus 35 años, siete meses y 27 días, el tenista mallorquín redondeaba este fin de semana en Australia el enésimo ejercicio de superación de su carrera para desplazar a los otros dos gigantes con los que ha convivido e instalarse en el trono del tenis mundial y alcanzar una cumbre hasta ahora desconocida. Tras medio año en blanco por culpa de las lesiones, el manacorí dejaba atrás otro de los puntos negros de su carrera y seguía ampliando su historia que ya forma parte de la leyenda. La más grande jamás contada.

AÑO 2005
La primera piedra

Después de uno de los cursos más espectaculares de su tarjeta (11 títulos), Nadal tuvo que renunciar al Masters 1.000 de París y a la Copa de Maestros por una inflamación en el pie que le alejó de las pistas unos cuatro meses y le obligó a perderse, entre otras cosas, el Open de Australia siguiente. Regresó en febrero de 2016 y activó la maquinaria ganadora.

AÑO 2012
Sin Juegos y siete meses fuera

El año para Nadal empieza a torcerse en Wimbledon por la rotura del tendón rotuliano. Se pierde los Juegos Olímpicos de Londres (en los que iba a ejercer como abanderado), los torneos de Canadá, Cincinnati, US Open, Shanghai, París, la Copa de Maestros y el Open de Australia de principios del año siguiente. En total, siete meses sin competir de los que se repuso sumando más títulos a la colección en cuanto recuperó el buen tono físico y pudo volver a la pista.

AÑO 2018
Un cierre accidentado

A principios de año se pierde dos meses y medio de competición por una lesión en el psoas ilíaco y en la segunda mitad de la temporada se tiene que retirar en plenas semifinales de US Open —frente al argentino Juan del Potro— y estar otros dos meses fuera de circulación. Un tramo del calendario en el que no puede participar en Pekín, Shanghai, París y las Finales ATP de Londres.

AÑO 2021
El último bache

Nadal ha enterrado en Melbourne otros seis meses de sufrimiento en los que llegó a dudar si volvería a jugar a su nivel habitual. Dejó las muletas, superó el COVID y volvió a hacer lo que mejor se le da: ganar.