Rafael Nadal durante su partido con Alexei Popyrin. | GONZALO FUENTES

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Roland Garros alumbra este jueves (no antes de las 21:00/Eurosport) un reencuentro muy especial entre Rafael Nadal y Richard Gasquet, que se reencuentran por un puesto en la tercera ronda tras cerca de dos décadas de enfrentamientos. El mallorquín, que celebra su 35 aniversario, y el francés reviven una rivalidad que comenzó a forjarse en las categorías inferiores, donde ya acaparaban los focos del planeta tenis.

Su primer gran duelo fue en Tarbes en 1999, en el prestigioso Les Petits As. «Se hablaba mucho de él (Gasquet), era el mejor. Yo destacaba en España pero no había jugado tanto fuera», recuerda Nadal sobre aquel día en el que el francés se impuso 6-7, 6-3 y 6-4.

«La comparación no duró mucho, eso fue cuando teníamos 13 años, pero luego con 18 se acabó», reflexionaba hace años el francés. Sus estilos ya marcaban dos tendencias opuestas: el diestro contra el zurdo, el estilista contra el forzudo, el destructor golpe liftado frente al plástico revés. Luego, trazaron una trayectoria muy diferente a la hora de dar sus pasos hacia su etapa como profesionales.

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Desde que conviven en la élite del circuito ATP la superioridad de Rafael Nadal es abrumadora. Se han visto las caras en 16 ocasiones y siempre se impuso el mallorquín, que no le ha cedido un set desde el Masters 1.000 de Canadá en 2008.

«Es una enorme frustración haber pedido tantas veces contra él, es algo desagradable. Espero hacer un gran partido, Roland Garros no es el sitio más fácil, pero quiero hacer un buen partido, estar al cien por cient», reconocía Gasquet, número 35 de la clasificación mundial, tras superar a la primera ronda y saber que se iba a reencontrar con su enemigo íntimo.

Jaume Munar no logró culminar el miércoles su inicio de remontada y cayó en segunda ronda del Roland Garros ante el estadounidense Reilly Opelka, número 35 del mundo, en dos horas y 39 minutos. El de Santanyí cedió 6-3, 6-2, 3-6 y 7-5 y poco pudo hacer ante el imponente servicio de su rival, que lució sus condiciones de cañonero.