La derrota rompe una racha de 10 victorias consecutivas del español, que llegaba al torneo con su decimotercer título de Roland Garros recién conquistado. | Reuters

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El español Rafael Nadal sucumbió en semifinales del Masters 1.000 de París contra el alemán Alexander Zverev, 6-4 y 7-5 en 1 hora y 39, que se jugará el título contra el ruso Daniil Medvedev.

El español fue inferior al germano bajo el techo de la pista rápida de París, donde su juego nunca llegó a brillar a lo largo de la semana.

La derrota rompe una racha de 10 victorias consecutivas del español, que llegaba al torneo con su decimotercer título de Roland Garros recién conquistado.
Zverev, por su parte, encadena doce partidos ganados consecutivos, después de que ganara dos torneos en Colonia.

Es la segunda victoria del alemán contra Nadal en siete partidos, la segunda consecutiva. El alemán jugará su segunda final seguida, la cuarta esta temporada, la séptima en su carrera en Masters 1.000, en busca de su cuarto título de esa categoría.

El finalista del pasado Abierto de Estados Unidos, séptima raqueta del mundo a sus 23 años, se mostró muy superior a Nadal, que por cuarta vez se quedó a las puertas de jugar su segunda final en París.

El español no podrá sumar esta temporada uno de los tres Masters 1.000 que falta en su currículum, junto a Miami y Shangai, un triunfo que le hubiera permitido igualar con el serbio Novak Djokovic a 36.

Por tercer partido en lo que va de semana, Nadal se vio por debajo en el marcador ante un rival muy sólido con su saque. Igual que los españoles Feliciano López y Pablo Carreño, Zverev se apuntó el primer set asentado en una impresionante solidez en su saque que no supo desestabilizar el español.

Con un 78 % de primeros servicios, Zverev, entrenado por el español David Ferrer, tuvo a raya al mallorquín, que en esta ocasión no encontró respuestas.

El servicio, que había sido su mejor arma en los duelos anteriores, no tuvo el mismo impacto contra el alemán, lo que dejó a Nadal a merced de su rival.

El balear tuvo un conato de reacción en el segundo set, cuando por vez primera en el octavo juego quebró el servicio del germano, pero no fue más que un espejismo, porque Zverev siguió llevando la iniciativa hasta el final.