El serbio Dusan Lajovic, en un partido en París. | Reuters

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El serbio Dusan Lajovic, un tenista de 23 años, tímido y con buena velocidad de piernas, intentará dar este lunes la sorpresa en octavos de final de Roland Garros y derrotar al español Rafael Nadal, que busca en París su novena Copa de los Mosqueteros.

«Jugar contra Rafa en la Philippe Chatrier -la pista central de Roland Garros- es mi mayor sueño pero también mi mayor desafío, no será fácil», confesó Lajovic, en el puesto 83 del ránking de la ATP, tras superar la tercera ronda del torneo de tierra batida más importante del mundo.

Nacido en Stara Pazova, cerca de Belgrado, Lajovic nunca había llegado tan lejos en un torneo profesional. De hecho, se estrenó este año en torneos de Grand Slam, con una segunda ronda en el Abierto de Australia, donde accedió a través de la fase previa de clasificación.

Para llegar a cruzarse con Nadal, además de un sorteo piadoso, asume, ha necesitado borrar de la pista al argentino Federico Delbonis (6-3, 6-2 y 63), al estonio Jurgen Zoop (6-2, 6-4 y 6-4) y al estadounidense Jack Sock (6-4, 7-5 y 6-3).

Se ha colocado entre los dieciséis mejores tenistas del momento sin hacer ruido. Y sin perder un solo set en ninguno de sus tres encuentros.

Formado entre Belgrado y Novi Sad, terruño de la legendaria Monica Seles, Lajovic -al que apodan «Dutzi"- pasó brevemente en su etapa de júnior por el Centro Internacional de Tenis de Cornellà, en Barcelona, entonces bajo la dirección de Albert Costa, mientras combinaba el tenis con la práctica del esquí, el fútbol y el baloncesto.

De ahí su juego de piernas, que junto al contraataque es la mayor arma de un tenista diestro sin un gran servicio ni una derecha demoledora y al que le gusta golpear de revés, a una mano.

Lajovic empezó a jugar al tenis a los siete años, por accidente, ya que era el único deporte en el que encontró sitio para inscribirse.

Primero le entrenó Nemanja Lalic, que le ha convencido de que puede llegar a ser un gran tenista si tiene paciencia y, recordaba recientemente, que su compatriota Janko Tipsarevic no logró un ránking entre los diez mejores hasta los 27 años, cuatro más que Lajovic.

Pero su evolución está ahora en manos del holandés Jan Velthuis, preparador del austríaco Jurgen Melzer o del holandés Robin Haase y, antaño, de raquetas ya retiradas como las del checo Jiri Novak o del alemán Nicolas Kiefer.

Y también, en parte, de Tipsarevic, cuyo equipo se ocupa de la logística del joven Lajovic, un tenista menudo, de 1,83 metros y 79 kilos. Precisamente, Tipsarevic le abrió el camino del tenis internacional en la última final de la Copa Davis, entre Serbia y República Checa.

Lajovic fue seleccionado a última hora, como relevo Tipsarevic y como escudero de Novak Djokovic. El joven perdió sus dos partidos, contra Tomas Berdych y Radek Stepánek, y Serbia dejó escapar la final. Pero Lajovic ganó una experiencia que le hizo dar un salto de calidad.

«Desde la final de la Copa Davis con Serbia empecé a jugar mucho mejor en la escena internacional. Es ahí donde he adquirido la experiencia que necesitaba para poder jugar bien un torneo como este, para enfrentarme contra los grandes jugadores», resumió.

Pero no es el único que le da pistas sobre cómo afrontar una carrera de tenista profesional, un deporte que exige mucha concentración y obliga a los jugadores a pasar gran parte del año cambiando de hotel y de aeropuerto.

«Tengo una relación particular con todos los jugadores serbios. Tenemos una relación bastante cercana» ya que «jugamos juntos con el equipo de Serbia. Como soy joven, todo el mundo me da muchos consejos. Me muestran el camino a seguir», comentó.

Entre esos expertos que le guían se cuenta una voz particularmente autorizada, la del segundo mejor tenista del mundo y su compatriota, Djokovic.

«He hablado con él, es todo lo que puedo decir», bromeó el mejor tenista serbio de todos los tiempos, que le ha transmitido algunos secretos que no revela pero que, sobre todo, le recomienda que disfrute del partido que tiene delante.

«Pero una cosa es hablar y otra jugar contra Rafa. Va a ser una gran experiencia para él y le recomiendo que, en primer lugar, se divierta», agregó Djokovic, que conoce bien a Dutzi, de la misma quinta que su hermano Marko.

«Tiene mucho talento y está mostrando ahora su mejor tenis. Me alegro de que serbia tenga jugadores así», añadió el serbio.

La joven promesa, que se declara seguidor del FC Barcelona y admirador de Pete Sampras, asimila rápido la lección.

«Intentaré recibir consejos de todo el mundo. Para jugar contra Rafa me van a hacer falta muchos consejos y confianza para ganarle. Dicho esto, aunque gané él, intentaré darlo todo para disfrutar del partido», lanzó.