Nadal siempre ha conquistado París cuando ha tenido jugadores por delante en la clasificación mundial. Puede retener el cuarto puesto si gana el torneo y Ferrer no llega a la final. En el peor de los casos el mallorquín podría caer al séptimo puesto. | Efe

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Rafael Nadal regresa a Roland Garros para conquistar en la tierra batida de París su octavo triunfo y agrandar así su leyenda en el Grand Slam, además de dejar definitivamente superado el bache causado por los siete meses de ausencia de las pistas por sus problemas de rodilla. El torneo, que aguarda un gran duelo entre el manacorí y Djokovic en las semifinales, arranca hoy con Federer y Ferrer como grandes atractivos de la primera jornada y Nadal vela armas de cara a su estreno el lunes ante el alemán Daniel Brands.

Su espectacular recuperación y el elevado nivel mostrado desde el retorno a las canchas en febrero en Viña del Mar, su reputación sobre el polvo de arcilla y su ascendente natural en Roland Garros, le convierten en el favorito, por delante de Novak Djokovic, número uno del mundo, y de Roger Federer. Desde su retorno, el mallorquín ha ganado tres Masters 1000 (Indian Wells, Madrid y Roma) y otros tres torneos de menor entidad (Sao Paulo, Acapulco y Barcelona) y ha jugado dos finales, lo que le convierte en el tenista más temido del momento. Y eso pese a que Nadal afrontará el torneo como cuarto tenista del mundo, su peor clasificación al inicio de la quincena parisiense desde que en 2005 alzó su primera Copa de los Mosqueteros.

El mallorquín solo ha comparecido en París en dos ocasiones como número uno del mundo. Y en una de ellas, en 2009, concedió en octavos de final la única derrota que ha sufrido en la tierra batida francesa, contra el sueco Robin Soderling. En 2011 hizo bueno su cartel de favorito número uno y se alzó con el trofeo, con lo que igualó el récord que, hasta ese momento, tenía el sueco Bjorn Borg. El resto de las veces siempre ha tenido algún tenista por delante en el ranking, lo que no le ha impedido sumar siete títulos y crearse una leyenda de casi invencible en los aledaños del Bois de Boulogne.

Fortaleza

Ni Roger Federer, que durante años se estrelló contra la fortaleza sobre tierra de Nadal, ni Novak Djokovic, han logrado torcer en la pista Philippe Chatrier la raqueta del balear, que ha sabido imponer su superioridad mental y física.

Ellos dos aparecen de nuevo como sus principales rivales para lograr arrebatarle su Grand Slam, junto con su propio estado físico y de forma, que conserva todavía algún foco de inquietud, resquicio de la larga lesión de rodilla que comenzó en Wimbledon el año pasado, su última comparecencia en un Grand Slam.

El de Manacor sólo ha perdido dos partidos, contra el argentino Horacio Zeballos en la final de Viña del Mar, apenas una semana después de haber retomado la competición, y la más inquietante, la que le propinó Djokovic en la final de Montecarlo.

Esa derrota aparece como la única sombra sobre el floreciente recorrido de Nadal sobre la tierra batida. Nunca había perdido en el Principado, donde encadenaba ocho triunfos consecutivos, y se vio dominado por un Djokovic que pareció haber encontrado la receta para ganar al mallorquín, algo corto de forma aquel domingo. El escenario recuerda un poco al de 2011, cuando «Nole» llegó a París en busca de su primer Roland Garros tras haber derrotado en cuatro finales al balear esa temporada, dos de ellas en tierra. Pero el serbio no llegó a la final, de la que fue apartado por Federer, que acabó humillado por Nadal.

Djokovic afronta esta edición con la intención de sumar el único Grand Slam que no figura en su palmarés y acabar con la hegemonía de Nadal en esa pista. Su triunfo en Montecarlo le da confianza para poder hacerlo, pese a que su temporada no está siendo tan brillante como las pasadas.

El suizo Roger Federer, que aparece como el tercero en discordia en la lista de aspirantes a la victoria final, inicia hoy su andadura en Roland Garros contra Pablo Carreño-Busta, en una jornada en la que también saltarán a la arena David Ferrer, Feliciano López, Marcel Granollers y Daniel Muñoz de la Nava. Ferrer se las verá con el australiano de origen bosnio Marinko Matosevic.