Rafael Nadal trabaja día a día para volver al circuito. | Jaime Morey Rotger

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La batalla con el dolor que ha tenido que librar Rafael Nadal durante años perdura en un verano que está siendo duro para el mallorquín. Se ha visto obligado a alejarse del extenuante calendario de la ATP para recuperarse al cien por cien de sus dolencias en las rodillas y alcanzar de nuevo una condición óptima. No tiene prisa, tiene ganas de regresar cuando esté en plenitud de facultades para competir por lo máximo. No quiere precipitarse y por este motivo no se impone plazos tras un paréntesis prolongado.

El 28 de junio, Nadal cae en la segunda ronda de Wimbledon a manos del checo Lukas Rosol después de haber iniciado el torneo londinense con las molestias en las rodillas que ya le sobrevinieron en las rondas finales de Roland Garros tras su excepcional temporada de tierra batida en la que conquistó el Masters 1000 de Montecarlo y Barcelona y el Conde de Godó.

El 2 de julio, el manacorí inicia el tratamiento de recuperación trazado por los doctores Mikel Sánchez y Ángel Ruiz-Cotorro. El período estipulado de reposo es de 15 días y por lo tanto a Nadal no le queda más remedio que anular su presencia en el partido benéfico Alma Nadal que debía enfrentarle a Novak Djokovic en el Santiago Bernabéu el día 14 de julio. Como es habitual desde que comenzó a someterse a las infiltraciones de plasma enriquecido en 2010, Nadal acude a la clínica USP La Esperanza de Vitoria tres veces al año y la segunda visita se produce después de Wimbledon. En esta ocasión se une al dolor en el tendón de la rodilla el malestar derivado por la extracción de las muelas del juicio.

El 19 de julio, el mallorquín anuncia que se ve obligado a renunciar a los Juegos al no encontrarse en condiciones de competir. La ausencia supone un importante varapalo para el tenista, ya que cinco días antes había recogido en el COE la insignia nacional que debía portar en la ceremonia de inauguración de los Juegos como abanderado de la delegación española en Londres 2012. El balear, que acumula multitud de horas en el gimnasio siguiendo al pie de la letra las directrices de Mikel Sánchez y Ángel Ruiz-Cotorro, cumplió el descanso de trabajo en la pista recomendado por los galenos y sus últimas pruebas con la raqueta le obligaron a tomar una de las decisiones más duras de su carrera el mismo jueves 19.

El 2 de agosto, Rafael Nadal renuncia al Masters 1000 de Toronto después de haber limitado su trabajo en la pista para minimizar riesgos. «Lamento mucho no estar preparado aún y espero volver en 2014 a ese torneo, que siempre me ha tratado muy bien. Sigo con mi recuperación y entrenamientos», explica a través de las redes sociales el mallorquín.

El 9 de agosto, el mallorquín se da de baja del Masters 1000 de Cincinnati. Nadal lleva días entrenando con relativa normalidad, ya que trabaja en la pista pero lo hace sin dejar de lado definitivamente los dolores al final de cada sesión y, además, se ejercita a un nivel de intensidad que sigue lejos de lo que el tenista desearía para volver al máximo nivel. «Sigo sin estar en condiciones. Continúo recuperándome», comunica el número tres de la clasificación mundial, que tiene claro que solo volverá cuando esté listo.

El 15 de agosto, Nadal anuncia su decisión de no acudir al US Open al no encontrarse en «condiciones» para competir al máximo nivel. «Es para mi muy triste comunicar que no estoy todavía preparado para jugar y que tengo que darme de baja del US Open este año. Lo siento mucho porque siempre he encontrado allí una gran multitud de aficionados y un gran apoyo, pero tengo que seguir con mi recuperación y preparación para estar listo para jugar en las condiciones adecuadas», comenta el zurdo de Manacor. Después de haber esperado tanto tiempo para regresar a la competición, Rafael Nadal y su equipo no quieren precipitarse. El balear, que ha tenido que detener su preparación en los últimos días por culpa de una tortícolis, acudirá la próxima semana de nuevo a la consulta de Mikel Sánchez para evaluar el estado de sus rodillas.