Nadal conecta un golpe de derecha durante una sesión de entrenamiento. | Pere Bota

TW
0

El Masters 1000 de Canadá aguarda el regreso de Nadal tras unas vacaciones diametralmente opuestas a las de 2009. El mallorquín acelera su preparación hacia el último tercio del curso y lo hace sabedor de que el 2010 ya es excelente. Toronto será la siguiente escala de un trayecto que aguarda en Nueva York el gran momento: el US Open. Fiel a su filosofía del trabajo día a día, Flushing Meadows aún queda lejos. El número uno acelera su preparación hacia el torneo canadiense y no oculta que un grande siempre hace una ilusión especial y más aún si es el que falta en la vitrina.

-¿Cómo ha sido la vuelta al trabajo tras completar su tratamiento en las rodillas?

-Voy de forma progresiva. El tratamiento es momentáneo y doloroso. Hace un poco de daño el tratamiento en sí hasta que realiza el proceso, pero me duele la rodilla en sí.

-¿Está contento con el resultado?

-Me lo hice por primera vez entre Montecarlo y los demás torneos y lo cierto es que me fue muy bien, pero se tiene que hacer más completo. No es un tratamiento que se haga ahora para tener un resultado inmediato sino que se tiene que seguir con él.

-¿Cómo afronta esta gira estadounidense?

-Para el primer torneo en Toronto llegaré un poco justo porque entrenaré de forma progresiva. Después ya veremos cómo va, pero confío en llegar lo mejor posible dentro de mis posibilidades. Afronto tanto Toronto como Cincinnati con mucha ilusión, como siempre.

-¿El US Open es ahora su gran objetivo?

-Mi gran objetivo del año está cumplido con creces. El US Open es un torneo que me falta y que siempre hace una ilusión especial, aunque también es el torneo del Grand Slam más difícil para mí. De lo que queda es uno de los principales objetivos junto al Masters de Londres, pero si no se hace un buen trabajo previo no se puede llegar bien al US Open. La meta es entrenar bien ahora y después intentar que Toronto y Cincinnati sean dos buenos torneos.

-Su situación es radicalmente opuesta a la del año pasado a estas alturas de la temporada ¿cómo ha vivido este cambio?

-Unas veces estás abajo y otras arriba. He trabajado mucho para estar donde estoy y también ha sido un año difícil. Hace tres meses parece que no vas a volver a ser nunca el de antes y luego eres el mejor. Ni un extremo, ni otro. Ni ahora soy tan bueno ni hace tres meses era malo. Llevo seis años entre los mejores del mundo y es muy difícil mantener la cabeza clara. En un momento dado se pasa un tiempo sin ganar, pero es normal.

-¿Se avecina el tramo de la temporada menos propicio para usted?

-En pista rápida juego bien, pero también hay más gente que juega bien y es la superficie más agresiva para el cuerpo. De todos modos, es una cuestión de jugar bien y si juego al máximo nivel estoy para optar a todo. En tierra puedo estar con opciones de ganar torneos sin hacer mi mejor tenis, pero ahora es diferente.

-¿Juega con más tranquilidad después de todo lo que ha ganado?

-Tranquilidad no hay casi nunca, pero haber ganado te da un margen de error y te ayuda a seguir ganando. Cuando ganas se produce una subida momentánea, pero sólo se puede seguir ahí arriba trabajando y estando igual que siempre.

-Con el número uno casi asegurado son los demás los que defienden más puntos...

-No es un tema que defender los puntos, yo siempre digo que el número uno no es mi máximo objetivo ni mi mayor ilusión, pero terminar el año como número uno sí. Ser número uno a mitad de año es que las cosas han salido bien, pero yo pienso en la temporada como una liga que empieza en enero y termina en noviembre. Tengo puntos de diferencia para jugar tranquilo y por poco bien que haga las cosas tengo opciones de terminar el año número uno. Hay que trabajar y lo que quiero es disfrutar de lo que queda y mantenerme en este nivel el máximo tiempo posible.