A la finalización de la jornada 28 tras ganar al Espanyol el equipo de Arrasate se situó con 40 puntos y a partir de ahí comenzó una carrera para abordar Europa en una cruzada que no le ha alcanzado al conjunto rojillo. Lo dijo en reiteradas ocasiones Jagoba Arrasate en su intensa intervención después del partido contra el Getafe. «No nos ha dado». Y así ha sido. Por poco, pero en momentos claves y puntuales, el equipo ha dado un paso atrás involucionando por completo y cuando uno quiere ir a Europa las cosas tienen que estar mucho más claras desde un principio.
Tras ganar al Espanyol llegaron dos derrotas consecutivas ante Valencia y Celta, pero se ganó a la Real en San Sebastián en la jornada 31 y de nuevo el once bermellón agarraba el vagón de cabeza.
Pero a partir de ahí un solo triunfo más ante el Valladolid y cuatro derrotas y un empate soterraron las posibilidades de los mallorquinistas. El éxito de lograr una permanencia tan temprana se debió principalmente a la enorme cantidad de puntos sumados en la primera vuelta, 30 en total, que en comparación con los 17 de la segunda indican muy claramente que el equipo no ha estado a su mejor nivel. Pese a que es muy difícil mantener una línea tan ascendente como la exhibía en la primera parte del campeonato, lo cierto es que el bajón ha sido notable y solo con la puntuación de la segunda vuelta sería una temporada de luchar por el descenso hasta el final.
Sin embargo, las prestaciones hasta la llegada del mes de enero fueron altas y el equipo con más o menos acierto, con más o menos fútbol, pero con las ideas claras y siendo efectivo delante y sólido atrás, sacó los encuentros adelante llegando a convertirse en el equipo revelación.
Las exigencias europeas estresaron sobremanera al equipo que quería, pero no ha podido y eso ha sembrado un divorcio entre parte de la afición y el vestuario. El ambiente enrarecido, los silbidos desde la grada y el choque con algunos jugadores es algo poco habitual en líneas generales en un club en este sentido tranquilo y sin mayores sobresaltos.
Pero cuando más necesario era estar enchufado, más bajaron las prestaciones del equipo, más dudas existenciales en defensa y menos capacidad anotadora. Y a partir de ahí las opciones de meterse en competición continental fueron decreciendo. Juego excesivamente previsible y falto de continuidad y una enorme sensación de abatimiento cuando los resultados no se conseguían. La permanencia asegurada tiene el factor de calma y tranquilidad que da verte salvado, pero como es lógico cuando eso ha sucedido el nivel de exigencia era ya superior a las posibilidades de una plantilla muy descompensada.
Pese a todo lo sucedido la hoja de ruta de la propiedad encabezada por Andy Kohlberg la posibilidad de jugar en Europa sigue siendo un reto tal y como expuso justo a final de la temporada anterior. «Nuestro objetivo principal es seguir creciendo, permanecer en LaLiga y estar entre los diez primeros y competir por Europa en ocasiones. Queremos fortalecer la plantilla y seguir creciendo tanto dentro como fuera del campo y mejorar la experiencia de los aficionados en el estadio».
No hace mucho, apenas un mes, el propietario se reiteró en estas manifestaciones en el acto de inauguración de clínica deportiva situada en los bajos de Son Moix. «Si me dicen a principio de temporada que a final estaríamos luchando por meternos en Europa estaría muy feliz. En fútbol todo es posible, veremos qué pasa», manifestó el presidente que reiteró que uno de los grandes pasos a nivel deportivo para el Mallorca sería consolidarlo en el top ten de la Liga, es decir, entre los diez primeros.
Y este objetivo, aunque no tiene el premio de disputar competición continental está al alcance de la mano este sábado en el partido que disputará el Real Mallorca en Vallecas frente al Rayo que necesita del triunfo para tratar de abordar la plaza UEFA, aunque no depende solo de su resultado ya que el Celta, que es séptimo, tiene un punto más. Cuando en un terreno de juego se juega un rival con aspiraciones como será el Rayo contra uno como el Mallorca cuya consolación es ya la que es, no es fácil que se den las sorpresas, pero el partido tiene que jugarse y todos es posible en encuentros de tanta carga emocional como los de la última jornada
Con la temporada cerrada será momento de hacer un ‘reset’ a todos los niveles, tanto como club como para definir el plan con vistas a la próxima temporada. Resulta evidente que hay que dar un nuevo impulso al vestuario, que requiere de un cambio para sentar las bases de un proyecto renovado y con una plantilla mucho más equilibrada y con mayor calidad y talento. Ha llegado el momento de empezar una nueva etapa.
4 comentarios
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Hay que ser positivos y cada temporada que pasa la posición en la Liga es mejor. Hay buen entrenador, el problema son los activos para vender y obtener dinero donde solamente Maffeo o Samu Costa tiene un precio de mercado por encima de los 10 millones de euros. Hay trabajar mucho para traer jugadores de futuro y que hagan progresar al club junto con algún veterano de calidad.
El deseo es que bajen a segunda.
Jose DiezA principio de temporada se había batido el record de abonados, ahora resulta que hay que aumentar el mallorquinismo, de todas maneras ¿para que?, el estadio es pequeño ¿queréis estar en 2ºb o en primera?, porque me parece que lo que propones es incompatible, y más con la premier llevandose a los chavales de 14 años a su cantera en cuanto destacan. El Bilbao no es el ejemplo a seguir, es un club especial a nivel mundial, que lleva toda la vida haciendo lo mismo, amén de su afición, estadio y club, muy superior al nuestro. El Mallorca bastante hace con lo que tiene. Debe de vender a 4 o 5 que ya han cumplido ciclo y mirar de acertar con los fichajes.
Es una lastima que el mallorca no tenga un modelo como el Athletic club de Bilbao, señor Andy invierta en jugadores de las islas y en clubes formadores de promesas, seguramente aumente el mallorquinismo.