El Mallorca, entre la frialdad y los nervios

Sergi Darder celebra el gol de la victoria ante el colista en el estadio de Son Moix. | M.Payeras

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El Mallorca reaccionó a los pitos, al «échale huevos» que vomitó la grada a los veinte minutos, cuando el colista de Chuki le estaba sacando los colores y Greif evitaba el ridículo con sus paradas, para darle la vuelta a su destino y acabar con un triunfo que le mantiene en la puja por Europa -aunque el ambiente es más propio de un funeral que de una fiesta- en las tres últimas curvas del curso...

El Mallorca vive al borde de un ataque de nervios. El ambiente lleva meses enrarecido y si un espectador neutral ve el partido de ayer no encontrará apenas diferencias entre un equipo descendido hace semanas y otro que pelea por disputar competición europea veinte años después...

La afición se ha contagiado de la apatía del equipo. Solo así se explica que apenas 16.000 espectadores -la tercera peor entrada de la temporada- acudieran a Son Moix para animar al equipo. La imagen de Jagoba cuando se retiraba, pasándose la mano por la cara, también lo dice todo.