Un partido para volver a empezar

El Real Mallorca a regresa a Son Moix para arreglar las averías de su accidentado inicio de año y recuperar el aliento a costa de un Betis apurado

Los jugadores del Mallorca celebran la victoria contra el Betis en el partido de la primera vuelta en el Benito Villamarín | Foto: Carlos Gil-Roig

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Lo bueno del fútbol es que cada semana te ofrece una nueva oportunidad. Esa frase que hemos oído mil veces en la boca de entrenadores y futbolistas cobra ahora todo el sentido para un Mallorca desconcertado. El equipo de Jagoba Arrasate, acampado aún junto a los mejores del fútbol español —es sexto en la clasificación con 30 puntos—, ha desabrochado el año con una secuencia de derrotas que han empañado, más por la forma que por el fondo, los buenos modales que había mostrado el equipo hasta las navidades. Una pequeña depresión en su rendimiento que, unida a toda esa suciedad que sigue bajando dos semanas después por el cauce de la Supercopa, han enrarecido mucho el ambiente en torno al vestuario. Este sábado va a confluir todo, el murmullo deportivo y el alboroto social, sobre el césped de un estadio que lleva ya 42 días cerrado y que visita un Real Betis laminado por las bajas y con los dos pies metidos en el barro (Son Moix, Movistar LaLiga, 14.00 horas).

El partido lo tiene todo para ser catalogado como el más extraño y singular de la era Arrasate. Un encuentro que además va a pillar al entrenador del Mallorca en la grada y sancionado por acumulación de amonestaciones. El técnico vasco, en su intento por sostener al equipo, quiere volver un mes atrás y darle al grupo la consistencia que tenía porque desde que empezó el año se ha desvanecido en las dos áreas. En la del rival no hace daño —no marca desde el partido contra el Getafe del 21 de diciembre— y, lo que es más alarmante, apenas genera. Y en la propia, que había sido su gran plataforma de despegue durante meses, el muro de protección ha colapsado dejando un montón de escombros. Los diez goles encajados en enero, cuatro de ellos en poco más de siete minutos de tormenta en Villarreal, han encendido unas alarmas que hace un mes ni siquiera estaban conectadas.

Viniendo de donde viene, el Mallorca está expuesto a muchos cambios para enfrentarse al Betis y arreglar sus peores averías antes de que provoquen un cortocircuito. Sin embargo, la segunda unidad del vestuario tampoco ha dado un paso al frente cuando ha tenido que hacerlo y eso limita mucho el margen de maniobra del técnico, que no puede contar con Manu Morlanes por lesión, con el Pichu Cuéllar por sanción y con Valery Fernández por una indisposición.

Uno de los cambios podría estar en la portería, donde Dominik Greif suma más titularidades seguidas que nunca y otro en los laterales, que salieron muy marcados de La Cerámica. Sobre todo el de Pablo Maffeo, que además arrastraba un golpe en el pie y fue sustituido al descanso.

El Betis no acude a la cita mucho mejor que el Mallorca. Situado cinco puntos por detrás en la clasificación después de tres jornadas sin ganar y dos derrotas consecutivas ante oponentes de la zona baja (Valladolid y Alavés), los verdiblancos necesitan puntuar en un campo en el que han evitado la derrota en sus cinco últimas visitas. Una de las causas del desplome bético está en las bajas y en este caso ha viajado a Palma sin Perraud, Aitor Ruibal, Sabaly, Bellerín, Ricardo Rodríguez, Lo Celso, Chimy Ávila, Fornals y William Carvalho.

Esa extensa lista de bajas ha propiciado que la convocatoria verdiblanca para el partido se haya colado un lateral que acaba de cumplir 22 años y que además de ser mallorquín también tiene lazos familiares con el rival al que podría enfrentarse este sábado. Se trata de Xavi Pleguezuelo Selva (Palma, 2003), que hace casi un año debutaba con el primer equipo del Betis en un encuentro de Conference League frente al Dinamo de Zagreb. Es hijo de Dani Pleguezuelo Pellicero, que jugó en el Mallorca B en los noventa, y hermano de Julio Pleguezuelo, que defendió la camiseta del Mallorca en Segunda la temporada 2016-17.