Manu Morlanes, centrocampista del Real Mallorca, celebra la victoria de este viernes contra el Valencia en Son Moix. | CATI CLADERA

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La NBA, una competición planetaria y abundante en galadornes individuales, reconoce cada año, desde mediados de los ochenta, a los que más progresan durante la temporada con el premio al jugador más mejorado. Si trasladáramos esa mención a lo colectivo y a la Liga, habría un candidato claro: el Real Mallorca. Porque el conjunto que dirige Jagoba Arrasate, con 24 puntos en la maleta tras su victoria contra el Valencia, la tercera del curso en Son Moix, ha duplicado su tamaño de una campaña a otra y firma el tercer mejor despegue de su historia.

Hace un año, el Mallorca andaba encerrado en un oscuro agujero desde el que apenas divisaba un salida. Solo había ganado un partido (al Celta, en Balaídos), ni siquiera se había estrenado en Son Moix y apenas guardaba 11 puntos en la cartera, menos de la mitad de los que tiene ahora. Aunque la inversión del verano había sido notable, las bajas pesaban más y el equipo se había acostumbrado a vivir en el atasco. Llegaba tan apurado al final de la primera vuelta que el único objetivo era flotar por encima de la línea roja de la clasificación.

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Ahora la formación es otra y, pese a compartir la mayoría de nombres, el Mallorca poco tiene que ver con el de la versión anterior. El parón de noviembre contenía una pequeña hemorragia y ha sido como un paso por el taller para los baleares, que desde entonces han cosechado los seis puntos que había en juego (Las Palmas y Valencia) y han entrado en una nueva dimensión. De pelear por mantenerse a pie a levantar el campamento junto a las puertas de Europa.

En esa lucha contra sí mismos que libran los equipos cada temporada, el Mallorca también está saliendo victorioso. Solo dos veces en su historia como equipo de Primera División había cruzado la línea de las 15 primeras jornadas con más puntos de los que lleva ahora a la espalda. Una en la temporada 1998-99, la segunda de Héctor Cúper en el club, en la que era líder con 29 puntos. Y la segunda en la 2009-10, con Gregorio Manzano al mando de las tropas y 27 puntos en el bolsillo. En el resto de cursos, la escuadra balear había tenido una cotización menor que la de este otoño.

El Mallorca llega a este punto gracias a la buena gestión de los recursos que genera, porque sus números en ataque son discretos y las cifras de goles a favor (15) estarían en la mitad de la clasificación de sus estadísticas históricas. Algo más contundentes son los dígitos que resumen el rendimiento defensivo. El conjunto balear solo ha recibido 13 tantos en contra y solo hay otras dos referencias que mejoren esos datos (1998-99 y 1989-90) y otra que lo iguale (1997-98). Quedan cuatro partidos para que acabe la primera vuelta y dos de ellos se jugarán en menos de una semana. Quizá ha llegado el momento de aprovechar la inercia para volver a soñar.