Los jugadores del Real Mallorca celebran el tanto de la victoria de Vedat Muriqi en el partido ante el Valencia disputado en Son Moix, en Palma. | Miquel Àngel Borràs

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El Mallorca echa el cierre a la temporada con el objetivo cumplido de la permanencia en el bolsillo y sin los agobios de años anteriores, sin ir más lejos del curso pasado. Lleva el equipo rojillo inmerso en subidas y bajadas sin parar y ahora por fin asiste al final de temporada sin las tensiones de sufrir por la permanencia.

El choque de esta tarde ante el Rayo (18:30 horas, Movistar Plus) pone el broche de oro, la guinda a una temporada en la que el objetivo final era llegar a este último partido estando pendiente solo de fuegos artificiales y despedida de ciertos jugadores. Se van muchos, pero sobre todo uno, Iñigo Ruiz de Galarreta, es la baja más sensible. También puede ser el último partido de Kang In Lee y de un batallón de futbolistas que ya no volverán a vestir de rojo, pero que tampoco han dejado una huella significativa en el club. El aficionado da por bueno asistir a un cierre calmado, donde no peligra la temporada y en la que además el entrenador ha sido renovado, un hecho que da garantías de cara al plan que puede hacer el Mallorca con vistas al próximo curso.

Porque el fútbol tiene ese condicionante de querer ir siempre más allá. Atada la salvación, hace tiempo que el foco está puesto en el futuro, en el proyecto del próximo curso. El escenario que tiene, mejor dicho, que ha tenido Ortells y su equipo esta campaña ha sido idílico porque siempre había que esperar a confirmar la categoría. Este trabajo está ya finiquitado y la semana que viene empezarán las novedades. Pero por el momento hay que dar por terminado un gran año.

Este domingo Aguirre va a modificar cosas por lo tanto la alineación es una incógnita. Seguro que jugará Leo Román, que tras recibir la buena noticia de estar convocado con la Sub 21, estará bajo los palos en el último envite del curso.

A partir de ahí hay que esperar a ver hasta qué punto pueden entrar futbolistas que esta temporada no han tenido minutos. El objetivo es sumar cincuenta puntos, quedar lo más arriba posible en la clasificación y de paso aspirar a un botín bastante preciado como es el de el dinero que un club va a percibir por finalizar el curso en una plaza u otra.

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El Mallorca puede terminar en la novena posición, por lo que puede ganar dos millones más de los que ganará en caso de no hacerlo. No hay que despreciar por lo tanto la plaza final, aunque no es una cantidad que se entregue al momento ya que solo se da un porcentaje concreto. Pero más allá del dinero, está la obligación de competir siempre y de finalizar la campaña con un buen sabor de boca. A nivel de motivaciones está también la de Muriqi, que es el máximo realizador con 14 goles y que será importante tanto para él como para el equipo que pueda seguir aumentando esta cifra y situar su nombre en el podio de los máximos artilleros.

El kosovar está a tiro de piedra de nombres como Griezmann (15), Borja Iglesias (15) y Joselu Mato (16). Muy por encima quedan ya Benzema y Lewandowski. Pero a la afición también le gustaría ver en acción a un hombre adorado por el mallorquinismo como Abdón Prats.

El club espera una buena entrada para rendir un tributo general a un equipo que más allá de que ha sufrido altibajos, los jugadores se han entregado siempre y han conseguido llegar al final sin temor a perder la categoría.

El Rayo Vallecano quiere apurar por su parte la posibilidad de jugar en Europa, aunque precisa para ello de un triunfo y de una carambola excesivamente difícil que se pueda dar. La entidad espera una entrada notable y al final del choque ha previsto una pequeña fiesta para poner el telón y cerrar el curso.

A partir del lunes las obras del estadio seguirán ganando terreno y para la próxima campaña la fisonomía del recinto habrá sufrido un cambio de nuevo radical. También será el último partido de Mateu Lahoz, un clásico del arbitraje no siempre recordado por sus buenas actuaciones.