Los jugadores del Real Mallorca celebran el gol conseguido contra el Real Madrid en el último partido disputado en el estadio de Son Moix. | JUAN MEDINA

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El Real Mallorca se agarra a la magia de su estadio para seguir desarrollando el plan de la permanencia. Endeble como visitante y despiadada como local, la escuadra balear recibe al Villarreal con un único objetivo entre ceja y ceja: elevar el muro que protege su centro de operaciones y enganchar otra victoria —la quinta consecutiva— a esa cadena que está engarzando en Palma, donde suma casi cuatro meses sin dejar que se escape un solo punto ni recibir ningún gol en contra. Esta vez le auditará un rival con el barro hasta las rodillas y bajas de mucho peso en la convocatoria que ya lo sufrió en la sala de espera del Mundial, en la recta de meta de la primera vuelta (Son Moix, Movistar LaLiga, 18.30 horas).

El Mallorca espera volver a encontrar en casa algo de alivio para esas heridas que le han provocado los resultados que cosecha cada vez que viaja. La semana pasada, en el Sánchez Pizjuán y contra el Sevilla, ensanchó el agujero y alargó una sequía y unos números que son diametralmente opuestos a los que redacta al calor de su público y ante los ojos de su gente. En cambio, cuando ejerce de anfitrión funciona como un reloj. En ese póquer de triunfos que ha reforzado sus anclajes a la primera mitad de la clasificación figuran equipos de su estatura como el Valladolid y el Celta y candidatos a todo como el Atlético o el Real Madrid. La tendencia del Mallorca dependerá del lado hacia el que se rompe la cadena. En el momento en el que se pinche el globo de Son Moix crecerá una amenaza, la del descenso, que todavía parece lejana. Y cuando el equipo recomponga la figura como forastero aspirará a subir escalones en la tabla.

Para el partido de este sábado Javier Aguirre no tiene ninguna bajas, ni por lesión ni por sanción. El entrenador mexicano recupera a Jaume Costa — se perdió la visita al Pizjuán por acumulación de amonestaciones— para el flanco izquierdo de la defensa y seguramente volverá a completar la terna de centrales con la entrada de José Manuel Copete, suplente la semana pasada para dejarle su sitio a Nastasic.

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Otro cambio importante puede estar en la entrada en el once de Amath Ndiaye, que le daría más amplitud al ataque del Mallorca, algo limitado pese a los buenos resultados. En lo que va de temporada, el equipo no ha pasado de un gol a favor en Son Moix y es, junto al Elche, el que menos dianas produce en su estadio. De hecho, solo ha roto ese techo tres veces, todas ellas fuera de casa. Una contra el Rayo, otra contra el Valencia y la última, precisamente, frente al Villarreal.

El Villarreal se ha desplazado a Mallorca en una situación compleja, ya que a la mala racha de resultados que ha ido enlazando en los tres últimos capítulos del campeonato —derrotas contra Rayo, Elche y Barcelona— se añaden las bajas con las que afronta el encuentro. El equipo de Quique Setién ha salido de las posiciones europeas, que eran su hábitat natural, y ha recuperado las dudas que les perseguían hace unos meses. En ese sentido, una de las caídas más dolorosas de esta temporada fue la que los castellonenses cosecharon ante el Mallorca cuando aún jugaban en el Ciutat de València (0-2, goles de Muriqi y Amath). Un partido que desencadenó la primera crisis con Setién al frente de los groguets. A esa extraña dinámica se unen los pobres resultados que ha rubricado el Villarreal durante sus incursiones en terreno rojinegro, donde acumula cinco partidos sin ganar y su última victoria data de hace casi tres lustros (temporada 08-09), con Manuel Pellegrini en el banquillo y Joseba Llorente de killer.

Junto a la necesidad de ganar, el Villarreal se encuentra con numerosas bajas. A las ausencias de Gio Lo Celso, Nico Jackson, Francis Coquelin y Gerard Moreno por lesión, se ha incorporado la baja por sanción del lateral Alberto Moreno. Además, son duda Alfonso Pedraza y Álex Baena, ya que el primero ha regresado esta semana al trabajo de grupo tras un mes de lesión, mientras que el segundo ha estado un par de días sin entrenar con el grupo.