Los jugadores del Real Mallorca Antonio Raíllo y Valjent celebran la victoria ante el Celta en el último partido de los bermellones en Son Moix. | RCD Mallorca

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El Mallorca vuelve a agarrarse al balón para amortiguar las detonaciones del mercado. Acampado en una parcela con grandes vistas y con los deberes medio hechos, la actualidad del conjunto balear lleva toda la semana orbitando en torno a los despachos. Este sábado, en cambio, los rumores y el ruido de los movimientos quedarán suspendidos para poder arrearle otro golpe de efecto a la permanencia. La escuadra de Javier Aguirre, vitaminada en Son Moix y anémica fuera de él, desliza en Cádiz las cortinas de la primera vuelta con la opción de avanzar varios metros de golpe, ya que todo lo que recoja no solo engordará su cuenta corriente, sino que alimentará la crisis de un viejo enemigo directo (Nuevo Mirandilla, Movistar LaLiga, 14.00 horas).

El Mallorca ha viajado a Cádiz sin las urgencias de otros tiempos ni grandes agujeros en la expedición. La solvencia de las últimas funciones en casa ha permitido al equipo recostarse sobre un grueso colchón de puntos —se encuentra a ocho de las posiciones de descenso a Segunda División— y hacerse fuerte en la mitad superior de la tabla. Su estado de salud es tan óptimo que en los últimos días todo ha girado en torno a la posible salida de Kang In Lee, un fuego que parece sofocado gracias a la intervención del técnico y los capitanes. El coreano, ausente contra el Celta por sanción, ha vuelto a la lista y debería ser una de las novedades del once, aunque Javier Aguirre ya ha demostrado alguna que otra vez que no le tiembla el pulso para mandarlo al banco.

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El entrenador mexicano se ha llevado a 25 futbolistas, entre los que están los tres porteros —Rajkovic viene de protagonizar «un pequeño susto» que quedó en falsa alarma—, Dennis Hadzikadunic y el canterano Marcos Fernández. El bosnio ha sido inscrito ya ante LaLiga una vez resueltos todos los trámites burocráticos y el jugador del filial ocupará provisionalmente el puesto de Braian Cufré, que pone rumbo al fútbol norteamericano y es la cuarta baja que se registra en este principio de año. Esta vez no tiene que lamentar una sola ausencia Aguirre, que solo deberá elegir a la hora de componer el once. Y en esa dirección, todo indica que volverá a su once más característico, con la línea de cinco habitual en defensa, Baba, Galarreta y Dani Rodríguez en la zona ancha y Kang y el Pirata Muriqi cerrando el círculo.

En el Mallorca, como explicaba Aguirre, la alerta se centra en los primeros minutos de juego, que es donde el equipo ha sido más vulnerable desde que volvió a poner en marcha el motor tras el Mundial. En un escenario caliente —el encuentro de la temporada pasada y la lucha por la permanencia tensaron los ánimos entre aficiones—, los baleares tratarán aprovechar la ansiedad de los gaditanos, que en lo que va de ejercicio solo han ganando un partido en casa.

El bloque de Sergio todavía puede abrochar la primera vuelta fuera de la zona roja de la clasificación, pero necesita actualizar el casillero de victorias, sobre el que se empieza a acumular el óxido. Para darse un respiro y sacar los pies del barro a su paso por el ecuador está obligado a ganar y a que pinchen los vecinos que tiene por encima. A diferencia del Mallorca, que apenas ha tenido que reforzarse, el Cádiz se ha visto obligado a reformar parte del vestuario. Los dos últimos en llegar son jugadores con recorrido, como el centrocampista argentino Gonzalo Escalante y el delantero Roger Martí. El ya exariete del Elche podría ser incluso titular. Lo que va a condicionar de manera notable el plan del Cádiz son las bajas. En la lista repite Fede San Emeterio, que no ha podido recuperarse de una lesión, se suman los sancionados Iván Alejo y Rubén Sobrino y siguen los habituales: el portero suplente David Gil, los defensas Joseba Zaldúa, Juan Cala y Víctor Chust y del centrocampista José Mari.