Javier Aguirre gesticula durante la entrevista. | Pere Bota

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Javier Aguirre Onaindía (Ciudad de México, 1958) da por bueno el despertar que ha tenido su Mallorca. Con el Vasco de piloto, el equipo balear iniciará a partir de este jueves unas pequeñas vacaciones de las que disfrutará con los deberes hechos. Situado a ocho puntos de las brasas y metido en la segunda ronda de la Copa del Rey, el técnico valora lo que guarda en la caja fuerte del vestuario y asegura que no le ha pedido nada al director deportivo para el próximo mercado de invierno. A más de un mes para volver a la competición, el técnico espera que la plantilla aproveche el parón para reordenar sus ideas y volver a coger carrerilla. Mientras tanto, él viajará a finales de esta semana a su país para comentar la fase de grupos del Mundial, una competición que ha vivido en cuatro ocasiones como jugador, ayudante y seleccionador.

— 19 puntos en el bolsillo y ocho por encima del descenso. ¿Cómo cataloga este inicio de curso?
— Es lo que hemos merecido. Hubo partidos en los que merecimos más y otros en los que menos. A veces los árbitros no ven una jugada que tú ves muy clara y ven cosas que tú no ves, a favor y en contra. Con la fortuna pasa lo mismo. El larguero de Chukwueze o la parada de Rajkovic a Morata al final… Es el fútbol. Tenemos 19 puntos porque los hemos trabajado. En Bilbao, por ejemplo, nos arrollaron y no nos metieron un 4-0 por poco. Y en Elche, fallando un penalti, nos trajimos un 1-1. Son dos empates, pero no tuvieron nada que ver. Tenemos lo que tenemos y merecemos.

— Si tuviera que calificar al equipo, ¿qué nota la pondría?
— El equipo es serio, trabajador, responsable. Y la nota final se pone en mayo, que es cuando hace falta que nos sostengamos varios años y podamos consolidarnos. Hablándolo con Raíllo o con el presidente Kohlberg me lo recordaban: han sido cinco años subiendo y bajando y eso es difícil para todos. En Primera creces. Porque si no es la mejor liga del mundo, es la segunda. Somos privilegiados y a todos nos interesa que el Mallorca siga ahí. ¿Notas? Yo soy juez y parte. Eso tienen que hacerlo ustedes, que lo ven desde fuera. Por cierto, el mejor sitio para ver el fútbol es donde lo ven ustedes. Abajo es una mierda, no se ve nada. Ahora en estos dos partidos que estuve suspendido lo vi todo con mucha claridad. Había un entrenador uruguayo en México que veía la primera parte arriba y bajaba en el descanso. Ustedes tienen una óptica diferente y lo puede analizar todo mejor, con más frialdad.

— El año pasado el Mallorca ya formaba con cinco defensas pero su juego parecía más aburrido o plomizo que el que hace ahora.
— Yo prefiero ser aburrido y estar en Primera que alegre y bajar. En nueve partidos no me aburrí nada. Veníamos de seis derrotas y el equipo estaba en la lona. En la lona. Estábamos con el agua al cuello. Y tampoco me aburro ahora. Es cierto que la gente asocia la línea de cinco a un trabajo ultradefensivo, pero Argentina fue campeona del mundo con una línea de cinco. Yo fui campeón en México con Pachuca con una línea de cinco. Le gané a Croacia, le gané a Ecuador y le empaté a Italia en el Mundial de Japón con línea de cinco. En realidad son tres defensas, porque adelantando a los laterales puedes hacer un 3-4-3 o, incluso, un 3-2-5. Podemos estereotipar, pero no siempre es así. Con los cambios sucede lo mismo. A veces sustituyes a un delantero por un defensa y el cambio no es defensivo, porque estás moviendo otras piezas. En cualquier caso, respeto todos los puntos de vista y acepto muy bien la crítica y no soy nada rencoroso. Llevo 47 dedicándome a esto, así que imaginen las cosas que se han dicho de mí y de mis equipos. El que no acepta la crítica o no sabe escuchar a la gente de fuera no vale para esto.

— Sea sincero: ¿después del 2-6 contra el Granada vio al equipo ya descendido a Segunda?
— Ese día le comenté a los jugadores que ese escenario era de descenso. Se lo dije a la cara. La buena noticia es que aún nos quedaban tres partidos y nueve puntos por disputar, de los que después ganamos siete. Si veías aquello, estábamos en Segunda. Gente llorando, enojada, hundida, tirando cosas. Solo queríamos meter la cabeza bajo tierra. Pero quedaban tres partidos y no me importaba ni dónde ni contra quien. Eran tres balas en la recámara.

— Cuando el Mallorca vuelva a competir estará muy cerca el mercado de invierno. ¿Le ha pedido algo al club o ha hecho alguna lista como la del mes de mayo?
—No. No estoy pensando en eso tampoco. Tenemos hasta el 31 de enero, creo, pero aún no hemos tocado este tema, en absoluto. Hablo con Pablo (Ortells) todos los días pero no es algo que, a mí por lo menos y ahora en noviembre, me preocupe.

— ¿Existe algún tipo de temor a que venga alguien a llevarse a Vedat Muriqi en enero?
—No. En el fútbol nunca se sabe pero no creo que suceda. Ni que venga nadie a por él ni que él se quiera marchar, que son las dos cosas que tienen que pasar. Son las dos partes de la ecuación y no creo que se cumplan. En el vestuario es fantástico. Y para el equipo es un lujo. Estaba predestinado, porque el Mallorca no ejerció la opción de compra en tiempo y forma, el Brujas pagó e hizo unos exámenes médicos que, si hubiera superado, nos impedirían estar ahora aquí sentados hablando de él. El destino quiso que fuera así.

— ¿Está de acuerdo cuando se habla de muriqidependencia?
— Me lo preguntaron tras los partidos de la Real y el Sevilla, en los que tanto Ángel como Abdón estuvieron muy bien. Tuvieron oportunidades claras ante el portero, algún lanzamiento al palo. Y el otro día contra el Autol me encantó que marcaran ellos dos y Kadewere, los tres otros delanteros que tenemos. Un síntoma de que están vivos y no hay muriqidependencia.

— Un jugador que ha cambiado muchísimo es Kang In Lee.
— Es otro futbolista. El Mundial puede haber sido un aliciente y otro factor es la confianza que se le ha dado. Yo hablé con él y le dije que tenía que ser un jugador importante. El club hizo un esfuerzo económico muy importante por él y no es para que esté en el banquillo. Tiene muchísima calidad como para entrar y salir del banquillo y ser uno más de la plantilla. Debe ser un referente, asumir responsabilidades y coger galones. Y ahora lo está haciendo.

— ¿Cómo se encuentra anímicamente Baba tras quedarse fuera del Mundial de Qatar?
— Pobrecito. Hablé con él y está muy lastimado, muy vapuleado. Es una lesión leve y es extraño. Yo fui seleccionador nacional y a veces buscamos cualquier cosa, una mala declaración, un mal gesto, una pequeña lesión, para limpiarnos a alguien y quitarlo del medio. Igual el entrenador ha preferido otra cosa y ha aprovechado la situación. Dirigir a una selección no es sencillo. Siempre falta gente y siempre sobra gente.

— ¿Qué prefiere, dirigir a clubes o a selecciones?
— Cada una tiene sus complejidades. Como seleccionador igual estás un mes viajando y viendo jugadores y aquí lo vives día a día. Lo bueno de la selección son los torneos internacionales y la posibilidad de elegir constantemente. Lo hice en Japón, en Egipto y en México. En un club tienes que trabajar con lo que tienes y adaptarte a lo que hay.

— ¿Cuál es su favorito para ganar el Mundial?
— En tres días he dicho Alemania, Brasil y España, o sea que hoy digo México (risas). Este año no hay ningún equipo que destaque. Creo que Brasil y Francia están por encima, pero luego están los alemanes, los ingleses, España mismo, que tiene un equipo joven. Y luego mi país, esto lo digo con el corazón. Siempre nos quedamos, conmigo también, en la misma fase. Pasamos en nuestro grupo y nos quedamos luego ahí, sin entrar en los ocho mejores, nunca llegamos. En México le dicen el famoso quinto partido (risas). Igual que España antes no pasaba de cuartos, México no lo hace de octavos. Pero tengo ilusión y espero que ahora lo hagamos.

— ¿Qué opina de Luis Enrique?
— Es un tipo frontal, que vive intensamente su trabajo y que va siempre de frente. No tiene vueltas ni es oscuro, aunque pueda no gustarte. A mí, sí. En el fútbol no hay que mentir nunca. Tampoco a la prensa, porque si dices una mentira queda ahí. A un jugador tienes que decirle: ‘no vas a jugar por esto, por esto y por esto’. Se va a encabronar, pero ya sabe lo que hay. Pero si le dices que va a jugar y luego te cuento a ti por la espalda que no, ¿sabes cómo se va a quedar el futbolista? Sabrá que eres un mentiroso y un cabrón.

— ¿Por quién apuesta como jugador revelación en Qatar y como máximo goleador?
— Algún brasileño joven, a lo mejor. Ojalá sea un mexicano. El Chucky Lozano, por ejemplo, aunque ya es muy conocido y está en Nápoles, pero ojalá explote. Como goleador me gustaría que fuera Messi, sería una buena despedida.