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El fútbol se ha convertido en un juego de interpretaciones. De tomar decisiones en función de fotogramas o imágenes paradas. Ya no es ese deporte de movimiento en el que se suceden errores y aciertos, paradas o remates. El VAR obligó al árbitro a revisar una acción por una presunta falta de Amath Ndiaye y a anular el gol del empate que Ortiz Arias había concedido... y que cortó de cuajo una reacción de un Mallorca que se arriesgó a una goleada (Rajkovic hizo cinco o seis paradas de mérito) pero que se adueñó de la noche en el tramo final y mereció facturar algún punto en su equipaje de vuelta.

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Javier Aguirre le dio la vuelta al calcetín para apostar por un once con siete cambios en relación al pasado sábado. Tipos como Russo o Gio -bastante nerviosos e imprecisos en el arranque de la cita- desfilaron por primera vez por la pasarela del campeonato en el presente curso. También arriba la doble A (Ángel y Amath) formaron una dupla que no suele prodigarse. La Real Sociedad sacó provecho del desbarajuste inicial para marcar el primero -cabezazo de Merino, solo, dentro del área- y convertir a Rajkovic en el héroe.

Los cambios provocaron que el Mallorca tumbara al campo. Fue el dominio del balón y del partido, pero se topó con el VAR y sus decisiones para frustrar el gol de Amath. Es cierto que el equipo dio la cara y mereció más. Pero también que suma 1 punto de 12 posibles y que ya tiene el fuego a sus pies. El sábado, Mestalla.