Vedat Muriqi, delantero del Mallorca, tendido en el suelo durante el partido del pasado fin de semana entre el conjunto balear y el Barcelona.

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Octubre es un mes pintado de rojo. Para el Mallorca y para la clase media-baja de LaLiga. Descontado ya el partido del último fin de semana, al equipo de Javier Aguirre todavía le quedan otras cinco fechas por tachar en esta hoja del calendario. Cinco enfrentamientos de todo tipo que servirán para posicionar a los baleares antes de esa gran brecha que se abrirá en el campeonato a partir de la segunda semana de noviembre, cuando se apaguen las luces de las competiciones domésticas y todos los focos se centren exclusivamente en Catar.

Antes de profundizar en esas tres semanas cargadas de minas y socavones, el Mallorca va a tener tiempo de reposar su última función y de seguir cogiendo carrerilla. Atraviesa prácticamente otro parón el conjunto de Javier Aguirre, que entre el partido del Barça y el del Elche se ha encontrado con un agujero de nueve días que le va a venir bien para formatear el disco duro y cargar las baterías. De hecho, la plantilla disfruta estos días —volverá a los entrenamientos a partir de mañana— de su último gran paréntesis hasta el Mundial porque una vez que cierre la octava jornada en el Martínez Valero habrá poco espacio para la relajación.

El encuentro contra el Elche es de los que están marcados con una equis. Los quince puntos que habrá sobre la mesa hasta que octubre acabe son importantes, pero en el caso de estos tres se subastan frente a un supuesto rival directo. Los franjiverdes, cubiertos por las dudas desde que empezó la temporada, estrenarán entrenador tras la destitución de Francisco Rodríguez después de la derrota de este lunes en Vallecas. Colistas con solo un punto después de siete jornadas, los ilicitanos necesitan dar un golpe en su estadio para enderezar el rumbo de su marcha y suavizar los ánimos de la afición. Ganar allí supondría un empujón tremendo para los insulares.

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A mediados de mes la carretera volverá a tirar hacia arriba y en solo siete días el Mallorca deberá echarle un pulso a Sevilla, Real Sociedad y Valencia. En el caso de los hispalenses, el partido se jugará en Son Moix, aunque está por ver quién se sentará en el banquillo foráneo. El equipo sevillista ha descorchado la temporada muy por debajo de la expectativas y su banquillo lleva semanas tambaleándose, por lo que no está nada claro que vaya a venir a Palma con Julen Lopetegui al frente de la expedición. Sea como sea, habrá que pelear contra un enemigo de talla grande.

Desnivel

Otro oponente de rango continental estará esperando a la vuelta de la esquina. La Real Sociedad, en la que reluce Take Kubo, aguardará al Mallorca en una jornada intersemanal envenenada y en un estadio en el que los baleares enlazan ya nueve derrotas consecutivas y en el que llevan quince años sin marcar un gol. Después de pasar por San Sebastián apenas habrá tiempo para deshacer las maletas. Solo tres días más tarde, el calendario de LaLiga le tiene reservada otra cita al Mallorca sobre la hierba de Mestalla, en la que el Valencia de Genaro Gattuso ha ganado tres de los cuatro encuentros que ha disputado hasta hoy. Tampoco es un escenario que domine la escuadra rojinegra, incapaz de vencer allí desde el año 2010.

Saliendo de Valencia el Mallorca encontrará un pequeño arcén antes de recibir al Espanyol en una fecha todavía por confirmar. Y luego, en noviembre, solo habrá otras dos jornadas antes de que la Primera División se eche a un lado: contra el Villarreal en el campo del Levante y contra el Atlético de Madrid en Son Moix. El Mallorca se adentra en la jungla del mes de octubre con los deberes al día y los números en buen estado. Ya ha jugado contra los cuatro primeros clasificados y tiene lejos el precipicio.

El apunte

La baja de Costa exige un paso al frente de Cufré

La baja de Jaume Costa, que sufre un problema muscular que le obligó a retirarse antes de tiempo del campo en el partido contra el Barça del pasado sábado, trastoca los planes de Javier Aguirre en una parte del campo en la que el defensa valenciano es indiscutible. El único repuesto natural que tiene el entrenador mexicano para esa posición es Braian Cufré, que hasta el encuentro frente al conjunto azulgrana no había tenido minutos. El lateral argentino, que fue una de las grandes apuestas de la dirección deportiva hace dos temporadas, en Segunda División, estuvo cedido la temporada anterior en el Málaga, donde solo fue titular en 14 encuentros. Aguirre lo tuvo por primera vez a sus órdenes en la pretemporada y decidió darle una oportunidad.