Pablo Maffeo es felicitado por sus compañeros tras marcar ante el Almería. | M.A.BORRÀS

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Metido en su coraza, el Mallorca se ha propuesto sorprender a uno de los monstruos que se refugian en la cresta de la Liga. Hasta arriba de carburante, con los números bien cuadrados y la bandeja de asuntos pendientes vacía, el equipo de Javier Aguirre sueña ahora con atrapar una pieza mayor y con contener a un Barcelona tan magullado como aplicado en las áreas. Los de Xavi Hernández se presentan con ojeras y demacrados por el virus Fifa, aunque también con los colmillos fuera. Además de su tendencia a multiplicarse cuando salen del Camp Nou —su última derrota como visitante en la Liga data de octubre de 2021—, acreditan unas cifras escalofriantes para los que se cruzan en su camino: no hay otro equipo en Primera División que celebre más goles a favor y reciba menos en contra (Son Moix, Movistar LaLiga, 21.00 horas).

A estas alturas de la película, el Mallorca puede permitirse lanzarle un pulso a la razón y a la lógica. A diferencia de otras citas de este mismo perfil, a las que acudía con los bolsillos agujereados y el agua hasta la nariz, esta vez no tiene demasiado de lo que preocuparse. Flota en las aguas más tranquilas y ha hecho del equilibrio su bandera gracias al orden defensivo y el oficio. Dos escalones desde los que aspira a seguir creciendo de forma constante y segura.

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Ni siquiera el parón internacional ha estropeado la buena cara de la plantilla. Sus cinco internacionales han vuelto enteros a Son Bibiloni y solo Baba y Muriqi presentaban alguna pequeña molestia sin aparente importancia, más fruto del desgaste que de la sombra de una posible lesión. En el caso del Pirata, una baja habría resultado devastadora. El kosovar concentra todo el fútbol de ataque del Mallorca y transita por uno de los tramos más dulces de la temporada y, seguramente, de toda su carrera. Marca un gol cada dos partidos —suma tres en seis actuaciones— y viene de darse un baño de gloria con su selección en la Liga de Naciones. En dos encuentros ante Irlanda del Norte y Chipre ha encontrado tres veces el centro de la diana y le ha servido otros dos tantos a sus compañeros de combinado.

Dudas

En la pizarra de Aguirre, que ya le plantó cara al Barça de Xavi en el Camp Nou no hace demasiado, solo hay dos puntos negros por disolver. El primero está en la defensa, donde el mexicano ha ido variando su apuesta entre Copete y Nastasic. Si tomamos como referencia el último partido grande al que se asomó el Mallorca, la titularidad será para el serbio, que probablemente ya no se habría caído del once de no ser por esas pequeñas molestias que le sorprendieron en el calentamiento del anterior encuentro contra el Almería. La otra ecuación a resolver es la del centro del campo. Ahí el catálogo de Aguirre es mucho más amplio y variado. Mientras tanto, el ataque se ha enriquecido con la reaparición de Amath.

El Barcelona quiere acostarse esta noche como líder, a ser posible después de engarzar su sexto triunfo en el torneo de la regularidad. Sin embargo, le asaltan más interrogantes que al Mallorca. Los partidos internacionales han agrietado su armazón defensivo y han acotado las posibilidades de Xavi en algunos rincones del campo. De camino a Son Moix se ha desprendido de sus dos mejores especialistas (Araujo y Kounde), del que debería cerrar la puerta del flanco derecho (Bellerín),de uno de los ingenieros del centro del campo (Frenkie de Jong) y de uno de sus artificieros de emergencia (Memphis). Una lista que no está cerrada del todo y que podría estirar Sergi Roberto, con molestias en el talón de Aquiles. En cualquier caso, el ejército azulgrana es extenso y reúne armamento de sobra como para tomar Son Moix, un estadio en el que no hinca la rodilla desde 2009, en un par de asaltos. Las grandes atracciones del conjunto azulgrana emergen a partir del centro del campo y se aglomeran en el frente de ataque, con Raphinha, Dembélé y Robert Lewandowski. Tres depredadores ante la muralla de Aguirre.