El entrenador del Mallorca Javier Aguirre da instrucciones a sus jugadores durante el partido de LaLiga Santander ante el Girona disputado este sábado en Son Moix en Palma. | EFE

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El Real Mallorca visita el domingo un escenario del que suele salir escaldado. Un feudo en el que apenas ha puntuado en siete de sus treinta visitas en Primera División (2 triunfos y 5 empates) y en el que ha recibido 77 goles. Solo en dos ocasiones, en sus primeras visitas al Santiago Bernabéu del presente siglo, logró abandonar el Paseo de la Castellana sin ningún gol que facturar en su equipaje de vuelta. La gesta sucedió con Luis Aragonés (2000-01) y Tomeu Llompart (2001-02) en un penúltimo episodio que resultó determinante para amarrar la categoría en el epílogo del campeonato en aquella temporada que arrancó con el Mallorca desfilando por la pasarela de la Champions League...

Dos décadas después –aunque durante este intervalo el equipo balear logró tres triunfos en el Bernabéu– Javier Aguirre aspirar a ser el tercer inquilino del banquillo mallorquinista que sale de Chamartín imbatido.

Ausencias

El entramado defensivo y los números que presenta el equipo hasta el momento sobre todo fuera de casa –no ha encajado todavía ningún gol a domicilio–, además de la ausencia del goleador Karim Benzema, invitan a pensar al optimismo... aunque el poderío ofensivo del actual campeón de Liga y Champions y líder de la categoría con cuatro triunfos en otras tantas jornadas, sigue siendo extraordinario a pesar de la ausencia del delantero francés.

El primero que fue capaz de salir indemne del Santiago Bernabéu con el Real Mallorca fue Luis Aragonés. Y lo hizo por la puerta grande:imbatido y con la primera victoria balear en el zurrón en un partido de Liga. El Sabio de Hortaleza planteó un partido perfecto y el Mallorca se llevó la victoria del Bernabéu. Ariel Ibagaza marcó el primer gol y Carlitos Domínguez cerró el triunfo en el descuento ante un Madrid que fue incapaz de inquietar la meta defendida por Leo Franco.

En el siguiente curso, en mayo de 2002, el Mallorca se presentaba en Chamartín con el agua al cuello y con Tomeu Llompart en el banquillo después de una temporada nefasta que se llevó por el camino a Bernd Krauss y a Sergio Kresic. Con el inquer, ayudado por Pep Bonet y Pau Albertí, el conjunto bermellón logró un punto con sabor a victoria ante un rival que estaba con la mente en la final de Champions que ganó unos días después en Glasgow al Bayer Leverkusen con aquel gol de Zinedine Zidane.

Con ese 0-0, el Mallorca se allanaba la salvación que amarró en la última jornada en Son Moix ante el Real Valladolid con los tantos de Ariel Ibazaga y Albert Luque.

Después de encadenar buenos resultados de forma prácticamente consecutiva (1-1 en Copa, el histórico 1-5 con Manzano en el banquillo y otro triunfo con Luis Aragonés, 2-3), el Mallorca entró en un socavón en el centro de operaciones del Real Madrid. Y es que ha doblado la rodilla en diez de sus once últimas visitas en Primera División. La excepción llegó en la campaña 2008-09 (1-3), cuando los goles de Juan Arango, el malogrado Cleber Santana y Keita atropellaron a aquel Madrid dirigido por Juande Ramos.

Más piezas

Javier Aguirre intentará la hazaña con dos piezas más que se han sumado a la causa en los últimos días. El zimbabuense Tino Kadewere y el central serbio Matija Nastasic ya tienen toda la documentación en regla y están a disposición del preparador mexicano de cara a la cita del próximo domingo en el Bernabéu.

Todo apunta a que Javier Aguirre, que apenas ha modificado piezas en el once titular en lo que llevamos de temporada, mantendrá su bloque de este inicio del curso, aunque Kadewere se antoja como una opción muy aprovechable para el frente de ataque.

De momento, la pareja Muriqi y Kang, que han fabricado la mayoría de los goles del equipo, está funcionando a la perfección y no parece probable que el internacional zimbabuense vaya a entrar en la pizarra a las primeras de cambio.