Dani Rodríguez controla un balón durante esta pretemporada. | Pere Bota

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Poco ha tardado Dani Rodríguez en volver rugir. El Tigre de Betanzos quiere ser el de temporadas atrás, después de un año complicado a nivel personal y colectivo, el gallego ha regresado de las vacaciones más fino que nunca, después de cuajar una gran pretemporada.

Antes de iniciar el stage en Austria, Dani Rodríguez afirmó que el año anterior había sido muy complicado a nivel personal. Sin embargo, a pesar de su flojo rendimiento y de jugar fuera de posición, siguió siendo titular con Luis García. El mal trago del futbolista del Mallorca se vio traducido en lágrimas después de la victoria ante el Atlético de Madrid. Ahora, la rabia y la impotencia se han transformado en ganas e ilusión para el nuevo reto de la temporada 22-23.

Participación

Alcanzado el tramo final de la pretemporada, Dani Rodíguez acumula dos goles y dos asistencias, siendo el jugador con más participaciones directas en goles. Los números no son casualidad y el trasfondo lo justifica su nuevo rol con Javier Aguirre. En un esquema sin extremos y en el que cogen mucho protagonismo los carrileros, el de Betanzos se ha visto desplazado al centro del campo. Desde la posición de interior, tiene mucha más incidencia en la creación de la jugada y más protagonismo en los últimos metros llegando al área con asiduidad. En estos primeros encuentros ha demostrado dominio de la posición y lectura de los espacios. Además, su físico le ayuda a poder acaparar espacio en el centro del campo para recuperar e iniciar jugada.

El último gol, firmado ante el Sporting de Gijón sobre la hierba de Son Bibiloni al aprovechar un gran pase al hueco de Raíllo, es un ejemplo claro de su lectura del espacio y de la capacidad de llegada que tiene en su DNI. La cosa está clara, el Tigre quiere rugir con la elástica bermellona y se siente cómodo con el nuevo rol que le ha preparado Javier Aguirre en el centro del campo. Sus arañazos serán vitales en la Liga que arranca en unas semanas.

El apunte

Una formación que no se negocia

Si una cosa ha quedado clara en estas tres semanas de pretemporada, es que Javier Aguirre tiene en su mente una formación inamovible. El 5-3-2 es el esquema en el que confía firmemente el mexicano y parece que va a ser casi imposible que se mueva de allí. Como ya se pudo ver en el último tramo de temporada le gusta dotar de profundidad al equipo con los carrileros largos y tener la portería protegida con un bloque cimentado encima de la presencia de tres centrales. Un centro del campo mixto con un pivote recuperador y que crezca a partir de arropar a la línea de tres y que lance con dos interiores creativos.