Predrag Rajkovic. | Agencias

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En la portería del Mallorca no hay tregua. De un tiempo a esta parte, esa meta que ansían sus rival se ha transformado en una posición volcánica. Tres palos en llamas que en menos de un año habrán visto desfilar a cinco guardametas distintos. El último en hacerlo será el serbio Predrag Rajkovic, que tras ponerse a la cola del grupo hace solo unos días intentará estabilizar una franja del campo en la que cada temporada se deciden títulos y permanencias.

La primera impresión que deja el fichaje de Rajkovic —el tercero del verano tras los de José Copete y Vedat Muriqi— es que el Mallorca ha querido ponerse a cubierto en una situación estratégica en la que necesita hormigón. Sobre todo después del carrusel de cambios de la temporada pasada, en la que se fueron pasando el turno entre cuatro cancerberos. Ahí se detectó unas de las fugas que estuvieron a punto de costarle al Mallorca la categoría.

Cambios

El ajetreo se desató el verano pasado con la llegada de Dominik Greif, un prometedor portero eslovaco que salió del anonimato en el mercado de invierno de 2021 y que es más conocido entre los aficionados por sus publicaciones en las redes sociales que por sus paradas. En aquel momento la apuesta de la dirección fue notable. Abonó 2,5 millones de euros alSlovan de Bratislava y le extendió un contrato de cinco temporadas que anunciaba un relevo en la puerta.

Aun así, el primero en ceñirse los guantes fue Manolo Reina. El malagueño había pacificado el puesto tras el descenso a Segunda División B y en sus primeras cuatro campañas apenas había tenido competencia pese a compartir espacio con Miquel Parera, Leandro Montagud o Koke Vegas. Con Greif a la espalda, su titularidad se resquebrajó en la séptima jornada, después de que el equipo encajara en el Bernabéu la peor derrota del siglo XXI (6-1). Sin embargo, fue peor el remedio que la supuesta enfermedad. Dominik tomaba la alternativa en casa frente a Osasuna y se deshacía entre un manojo de nervios. Desde entonces no ha vuelto a jugar un partido. Su radio de acción se limitó luego a la Copa del Rey hasta que se lo permitió lesiones. La última de ellas la sufrió el primer día del stage de Fulpmes y ni siquiera se ha podido estrenar en esta pretemporada.

Con Greif fuera de circulación se produjo la segunda aparición de Reina, que en enero tuvo que cederle su asiento a Leo Román. El ibicenco dio la talla y se posicionó como un activo de futuro, pero el club, que iba a jugarse la vida en los meses siguientes, quiso blindar el área con un guardameta experto y consolidado. Una misión que se le encargó a Sergio Rico, sin minutos en el PSG.

El sevillano, seguramente por esa falta de rodaje con la que cargaba, no transmitió nunca la seguridad que se le exigía. Jugó catorce partidos y solo dejó la portería a cero en uno de ellos. La sentencia, por parte de Javier Aguirre y del público de Son Moix, le llegó tras aquel bochornoso 2-6 contra el Granada que parecía despejar la pelea por la permanencia. Cuando la carretera se puso imposible, el mexicano volvió a recurrir a Reina. El trabuqueño, que acaba contrato y se había comprometido ya con el Málaga, le hizo un último servicio al club con una histórica parada en Sevilla. Ahora todo vuelve a empezar. Y le toca a Rajkovic recuperar la llave del candado.

Una posición con carácter internacional

Rajkovic llega a Son Moix procedente del fútbol francés para proteger una posiciones en la que los mejores embajadores han sido sobre todo extranjeros. Tipos como el marroquí Zaki Badou, el rumano Bogdan Stelea, el israelí Dudu Aouate, el neerlandés Sander Westerveld o los argentinos Carlos Roa y Leo Franco no solo ofrecieron un buen rendimiento, sino que conectaron rápidamente con la grada. En el caso de Rajkovic, será el primer portero serbio que defienda la portería del Mallorca.