Una instante de la entrevista a Joan Sastre, exjugador del Mallorca. | Pilar Pellicer

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A principios de año, Joan Sastre Vanrell (Porreres, 1997) decidió iniciar una nueva vida lejos de la Isla en la que había crecido y fuera del club en el que se había formado. El ascenso a Primera División y la llegada de Pablo Maffeo limitaron mucho su espacio en el once —en la primera mitad del curso solo había sido titular en dos ocasiones— pero le acabaron abriendo las puertas de una nueva experiencia en el PAOK de Salónica y en el fútbol griego. Hace unas semanas se desligaba del Real Mallorca, su club desde los doce años, y firmaba un nuevo contrato hasta 2026 en el país heleno. El lateral, que hoy pone fin a sus vacaciones en la isla para empezar el trabajo de pretemporada, admite que fue una decisión tan compleja como necesaria.

— ¿Cómo le va con su nueva vida en Grecia?
— Muy bien, la verdad es que estoy muy contento con el cambio de etapa y con haber podido vivir estos meses en Grecia, en un club y una ciudad grandes. He podido disfrutar de muchos más minutos y de todo lo que hemos hecho allí.

— ¿Necesitaba salir del Mallorca?
— Desde el inicio de temporada ya se tenía claro, o decidido, el rol que iba a ocupar. Y cuando un futbolista joven no juega y necesita minutos tiene que buscar una salida. En aquel momento era lo que quería y necesitaba, dejando siempre muy claro que el Mallorca es el club de mi vida y que siempre he tenido un corazón mallorquinista. Pero al final soy joven, tengo la ilusión de jugar, de crecer como futbolista y como persona, y estaba claro que a lo mejor esa etapa tenía que acabarse para buscar lo que me hacía falta.

— ¿En Salónica ha encontrado lo que buscaba?
— Sí. Estoy en un club serio, que allí siempre lucha por todo, tanto por la Liga como por la Copa, y en el que este año, además, tendremos a opción de entrar en Europa. Es un sueño que desde pequeño quería hacer realidad y ahora voy a tener la oportunidad de cumplirlo.

— Nuevo país, nueva ciudad, nueva liga. ¿Qué le ha costado más?
— Después de doce años en un mismo sitio todas las experiencias son nuevas. Siempre había estado en mi isla y en el club. Ha sido un cambio grande y complicado, aunque he encontrado buena gente y un buen club. Lo más complejo ha sido el tema del idioma, seguramente. Lo más positivo es que casi todo el mundo habla inglés. En el resto de cosas, pese al cambio, no hay problemas. Me han recibido muy bien, con ilusión y alegría, y yo he intentado demostrarles que estoy preparado para el reto.

— ¿Cómo fue ese momento exacto en el que toma la decisión de cambiar de rumbo?
— En el fútbol nunca sabes dónde acabarás. Yo siempre me he sentido muy querido en Mallorca, creo que la afición me ha arropado y ayudado en todo, pero llega un momento en el que no juegas tanto o ya tienen tomada la decisión de quién es el primero. Eso fue difícil de entender, porque venía de conseguir un ascenso y de hacer un gran año. A partir de aquí, siendo joven, necesitaba experiencia y lo hablé con mi familia cuando se abrió el mercado. Tenía decidido que quería salir para tener minutos, disfrutar y crecer. Me encontraba bien en el Mallorca, pero para crecer deportiva y personalmente necesitaba esto. Después llegó la oferta del PAOK y no la rechacé.

— ¿Había hablado antes con el entrenador?
— Creo que tanto la directiva como el cuerpo técnico ya tenían tomada una decisión. Yo buscaba mis objetivos, mis propósitos, y más que hablar con ellos llegamos a un acuerdo de salida. Ellos también estaban de acuerdo en eso, que era lo importante. Yo solo quería crecer.

— Han sido muchos años en el Mallorca. ¿Se marchó dolido con algo o con alguien?
— Me he sentido muy querido. Hemos vivido años increíbles e inolvidables. Hemos hecho historia en el club y han sido años que serán difíciles de repetir en otro momento. Desde pequeño soñaba con jugar en el equipo de mi tierra y poder disfrutar de la afición. Eso no tiene precio.

— Solo quedan Raíllo, Abdón y Lago Junior. Parece que se acaba aquel ciclo que empezó hace cinco años en Segunda B.
— Después de tantos años viviendo cosas impresionantes, de celebrar ascensos y también algún descenso, de poder vivir todos esos momentos, hay que tener claro que las etapas se acaban. Se ha de aceptar sabiendo que se ha vivido una experiencia increíble y sabiendo que vienen otras cosas que tienes que afrontar con la misma alegría y la misma fuerza.

— Si tuviera que elegir un momento bueno y otro malo de estos doce años en la entidad...
— Los buenos son los ascensos, por supuesto. Sobre todo el primero que logramos a Primera División después de un playoff muy complicado. Pero es verdad que en total ha sido doce años y que lo mejor ha sido eso: poder estar doce años en el Mallorca y vivir tantas emociones. Aquel partido contra el Deportivo, remontando y con afición en casa, fue increíble. El momento opuesto fue bajar después. No tengo dudas de que aquello nos hizo más fuertes, a nosotros y al club.

— ¿Y si tuviera que nombrar a un compañero y a un técnico?
— No podría decir a ninguno en concreto. He tenido a muchos entrenadores y todos me han ayudado mucho. Si escogiera solo a uno me equivocaría. Y con los compañeros igual, todos te aportan siempre algo.

— ¿Cómo vivió desde Grecia la segunda parte de la temporada que hicieron sus compañeros?
— De cerca. Muchas veces me coincidía con algún partido, pero he visto muchos otros. Tengo el alma mallorquinista y siempre llevaré al club dentro. Vi también el último partido en Pamplona con el corazón encogido, pero afortunadamente fue todo bien y me alegré mucho.

— En el primer equipo ha trabajado con Vicente Moreno y Luis García Plaza. ¿Con qué se queda de cada uno de ellos?
— Con Vicente subí al primer equipo. Es un gran entrenador y me quedo con la perseverancia que tiene, con las ganas de seguir siempre hacia adelante pase lo que pase y en los momentos más difíciles. Eso me aportó mucho. Con Luis disfruté mucho ese año en Segunda y también me ayudó mucho, sobre todo en el tema mental, de aportar al equipo, de querer siempre más.

— ¿Ha ido siguiendo los pasos que ha ido dando el Mallorca durante el verano? ¿Cree que hay mimbres para que el club se estabilice?
— Ojalá. Eso ya depende del cuerpo técnico y de la directiva, que es es buena y se tiene que preparar para lo que viene. Ellos deciden y seguro que harán el mejor equipo posible.

— ¿Era importante atajar ya esa cadena de ascensos y descensos de los últimos años?
— Es importante encontrar una estabilidad y una vez que llegas a Primera, conservar la categoría. A partir de ahí es cuando puedes evolucionar. Si empiezas a tener desequilibrios y a encadenar ascensos y descensos hay cierta inestabilidad. Ahora sería importante seguir esa línea que sí puede fortalecer al club para permitirle fichar mejor y ganar experiencia, que es fundamental.

— ¿Qué objetivo se ha marcado para la nueva temporada en el PAOK, la primera que va a empezar allí de cero?
— Lo importante es el día a día, ir dando pequeños pasos que al final nos darán otros objetivos. Las temporadas son muy largas y no hay que mirar tanto la meta final, sino el día a día, el semana a semana.