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Era un hombre de fútbol. De la vieja escuela. Coetáneo de Luis Aragonés y nacido el mismo día que César Luis Menotti, Antonio Oviedo Saldaña siempre fue un tipo peculiar. Extrovertido como persona y apasionado extremo izquierdo en el césped, deja un legado que será difícil de superar. De hecho, era de las pocas personas con pasado mallorquinista y balearico (como jugador y entrenador en ambos casos) a la que nadie le recriminaba haber estado con el rival. Porque Antonio siempre defendió su camiseta sin menospreciar a nadie. En el Mallorca alcanzó la gloria, aunque no le dejaron completar una obra que había iniciado en Tercera División y que quería acabar en Primera. Fue cesado por Miquel Contestí en la Nochebuena de 1981...

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Dejó muy joven su pueblo natal de Valencia de Alcántara (Cáceres) para intentar triunfar en el fútbol a finales de los 50. Probó fortuna en el Atlético de Madrid, explotó como goleador en el Córdoba y dejó detalles en Vallecas y Sevilla antes de recalar en el Mallorca y hacer historia. Porque Oviedo fue clave en el primer ascenso bermellón a la máxima categoría. Marcó 6 goles durante la temporada y asistió a Julià Mir en la acción del primer gol en el campo del Levante que allanó el ansiado éxito aquel histórico 17 de abril de 1960. Permaneció las tres campañas siguientes en Primera para marcharse al Elche, donde también coincidió con Mir y con un jovencísimo Tomeu Llompart que comenzaba a despuntar. Después de acabar su etapa como jugador de forma testimonial en el Atlético Baleares, comenzó su etapa en los banquillos.

Una aventura que le llevó a ser el único entrenador en la historia que ha dirigido a Mallorca, Baleares y Poblense en Segunda División B Con los bermellones logró una racha de 17 victorias consecutivas en Tercera e impulsó a un equipo cogido con alfileres hasta la Segunda División. Tras su traumática despedida del club de 'su' vida -al que después regresó para formar parte de la secretaría técnica- dirigó al Poblense, Polideportivo Almería o Marmol Macael, donde impuso su sello peculiar y su personalidad. Recuerdo en algún reportaje con los veteranos en los que narraba anécdotas de tres décadas atrás como si no hubieran pasado los años. Con esa voz ronca y fuerte y a su peculiar manera, siempre te decía las cosas. No se callaba. Descanse en paz Antonio Oviedo. Genio y figura.